Vaya ambientazo que se vivió ayer desde primera hora de la tarde, bullicio por todos lados, colorido aquí y allí, emociones, tensión, ilusión, muchos nervios... Vamos, la Copa en estado puro. Por muchas veces que puedas vivirla y muchas experiencias que tengas en ella, la Copa del Rey siempre te sorprende. Es impresionante e impensable en otros deportes reunir a 10.000 personas en grupos de ocho aficiones diferentes, y que todo sea normal. Me alegra muchísimo la cultura sana y de ánimo al equipo propio que desprende nuestro deporte de la canasta. Qué disfrute poder escuchar en una misma tarde-noche y dentro del mismo recinto cánticos de fans de ocho ciudades distintas, apoyando a lo suyo y aceptando sin problemas, aunque eso sí con resignación el desenlace de los diferentes encuentros.

El día comenzaba como en los sueños, con un sol radiante, una temperatura envidiable para la época del año en la que estamos y para recibir a todos los invitados a esta edición de la Copa del Rey. Todos nos levantamos con la ilusión de poder vivir algo que hacía mucho no vivíamos y además en directo, en nuestra casa. Un día de larga espera y con muchos nervios. El emparejamiento con el CAI, nos había dejado con diferentes sensaciones, alegría por un lado por evitar a Caja Laboral, y recelo por otro por el recuerdo del pasado encuentro frente a los maños aquí en el Martín Carpena en el enfrentamiento liguero.

Y tras la tensa espera, llegó la tarde. Fue acercarnos al Carpena y empezar a vivir de lleno esta maravillosa competición. Entras al pabellón y ya lo único que te interesa es tu partido, vives con impaciencia el encuentro entre el Real Madrid y el Herbalife Gran Canaria, y poco a poco te vas metiendo, la temperatura sube y ves a la grada verde y a todos los que andan repartidos por el Palacio, viniéndose arriba.

Sin embargo todos los sueños no acaban igual. Al Unicaja desgraciadamente, esta Copa del Rey tan sólo le duró cuarenta minutos, los de los cuatro cuartos en su encuentro ante el equipo de Zaragoza. El CAI fue mejor en el global del choque y principalmente en el segundo tiempo, donde supo jugar mejor en ataque sobre todo. El conjunto costasoleño se vio desbordado por la seguridad y la confianza en sus posibilidades que desplegó el rival. Y no supo nunca cómo contrarestar el juego maño.

Todo un jarro de agua fría para una afición que desde que se conoció la designación de Málaga como sede, y sobre todo viendo el comienzo de año del equipo, se había ilusionado y mucho con hacer algo grande éste fin de semana. Hay que ser honestos y ser conscientes de que pocas veces el anfitrión logra levantar la Copa en casa, pero al menos se soñaba con pasar a semifinales y jugártela con el Real Madrid.

No pudo ser, ¿ Las razones?, es complicado en caliente poder hacer un balance que tenga clara objetividad, pero la verdad es que el Unicaja no pudo defender el juego interior del equipo zaragozano y en los segundos veinte minutos no tuvo la fluidez en ataque del primer tiempo.

Una noche difícil para todos los aficionados malacitanos, aunque son cosas que pueden pasar en una competición de este tipo. Un pequeño descuido o no hacer todo lo que tienes que hacer, o simplemente que tu rival juega mejor que tú, te deja fuera. Hay que sacar el lado positivo, seguimos bien situados tanto en Liga como en la Euroliga donde tenemos un partido importantísimo el próximo jueves en casa y donde hace falta recuperarse rápidamente para intentar sacarlo adelante.

Ahora es cuando tenemos que estar todos juntos y empujar lo máximo que podamos. No queda otra.