­El Real Madrid jugará esta tarde, a las 18 horas, la final de la Copa del Rey de Málaga 2014. El equipo blanco era el máximo favorito el jueves, antes de que los árbitros lanzaran el primer balón al aire, y lo siguen siendo hoy -incluso todavía más-, después de dos exhibiciones de baloncesto impropias de un torneo como éste, habitualmente entregado a la igualdad, a los finales apretados y a la emoción.

Pero es que este Real Madrid de Laso está por encima del bien y del mal. Los blancos hacen fácil lo difícil y han convertido los dos partidos que han jugado en esta Copa en dos fiestas merengues, en dos duelos sin competitividad y sin igualdad en el que uno, el Real Madrid, ha dado, y el otro, Herbalife o CAI, han recibido. Se puede decir, y no es exageración, que el equipo blanco ha llegado a la finalísima sin ningún esfuerzo. Y eso, en toda una Copa del Rey, es mucho decir.

Y el caso es que el CAI aguantó bien al Real Madrid en el arranque del partido. Duró poco la oposición, pero la grada la agradeció. Es verdad que el tiro exterior de los merengues les hizo siempre estar por delante, pero Shermadini y compañía resistieron el primer envite con cierta solvencia. El partido encaró el esprint final del primer cuarto con 16-15 para los de Pablo Laso y con algunas dudas de que los pronósticos previos fueran tan claros como todo el mundo pensaba... Pero hasta ahí aguantaron los maños.

Un parcial demoledor de 17-2 en los siguientes 5 minutos rompió el partido llegado el minuto 13. Fue el principio del fin. Poco después del ecuador del segundo cuarto, el Real Madrid ya estaba más de veinte arriba, 42-23. La semifinal, a esas horas, ya estaba vista para sentencia.

Laso dio minutos a la segunda unidad. Pero dio igual. El Madrid mordió atrás, pudo correr, siempre encontró un hueco en la defensa roja y cuando peor lo tuvo, acertó desde el 6,75.

El CAI se vio desbordado ante las oleadas sucesivas de los blancos. Sergio Rodríguez sacó un día más su chistera para dar pases imposibles que solo hicieron que ensanchar el marcador. El 50-26 en los últimos segundos del primer tiempo anunciaron que todo estaba ya visto para sentencia. Los de Zaragoza al menos frenaron la sangría al descanso. Pero el 54-37 no hacía nada más que reflejar lo visto sobre el parqué.

El segundo tiempo fue más de lo mismo. Todo quedó reducido a una cuenta atrás en el que lo único que estaba en juego era si la diferencia final sería más o menos inmensa. Y también si el Madrid llegaría a los 100. Tuvo un par de ataques. Uno con Darden y otro con Dani Díez. Pero ninguno de sus dos intentos triples encontraron premio. Al final, 98-66. 32 arriba el equipo blanco. 32 abajo el verdugo del Unicaja.