Son días maravillosos para ser del Unicaja. Uno se levanta por la mañana, le pega un repaso a las clasificaciones y dan ganas de irse al bar de la esquina a tomarse el pitufo mixto y el sombra largo con la equipación puesta, la bufanda de Chicui al cuello, la barba cortada a lo Plaza y el bigotillo del presidente. El proyecto por fin parece despegar después de un trienio horrible, la afición vuelve a divertirse en el Carpena (sólo 5.500 espectadores ayer), el equipo ilusiona en el Top 16 (tercero) y es un ciclón en la Liga Endesa (cuarto), al cuerpo técnico todo comienza a salirle redondo -más allá de la decepción de la Copa del Rey- y la vida se ve de color de rosa, tirando al verde, claro.

El Unicaja, el gran Unicaja de este último mes y medio, pasó por encima del Gipuzkoa. El equipo alcanzó anoche una nueva dimensión: ganar, ganar muy bien, sin necesitar hacer una exhibición, con naturalidad, sin meter la quinta marcha. El Unicaja sólo necesitó aplicar cordura, una rotación corta (sin los lesionados Urtasun, Vidal y Hettsheimeir) y no bajar nunca el ritmo.

El equipo estuvo siempre de notable. Nunca de sobresaliente, pero tampoco de aprobado raspado o de suspenso. Intercambió golpes en el primer cuarto (20-17), dejando fuera de combate a Doblas por tres faltas; luego se fue al descanso dominando con claridad (43-31) y tras el paso por vestuarios atropelló al Gipuzcoa: 68-40. Después de lograr una máxima de 32 puntos (74-42), el equipo no se dejó ir y Plaza acabó el encuentro con tres canteranos: Todorovic, Sabonis y Maodo: 81-55.

El Unicaja ha comenzado una nueva etapa de su crecimiento. Cuando llega el mes de marzo, los equipos tienen dos opciones: florecer e ir para arriba en busca de finales y títulos o marchitarse en la zona media, fuera del Top 8 y peleando por cotas menores. Y, vistas las últimas exhibiciones de los costasoleños, aquí está creciendo algo muy importante. 15 victorias ya en la Liga Endesa y terceros en el Top 16, con el futuro en manos del equipo. Yo no sé ni hasta dónde llegaremos ni si habrá nuevos vaivenes y si esta historia de amor tendrá un final escabroso. El equipo arrasó al Gipuzkoa y de nuevo Fran Vázquez, al igual que ante el Efes, sacó a relucir sus brazos atrás y su oportunismo en ataque.

¡81-55! Poco más que decir, ciertamente. 106 de valoración, 8 de 16 en triples (50%), rebotes, asistencias... Son los números del festival. Las sensaciones, los rostros, lo que pasó en la pista, lo que todos ustedes pudieron ver confirma que hay grandes sensaciones. Las caras alegres del calentamiento derivaron en imágenes de fantasía después. Alguno, como Toolson, venía de ver nacer a sus gemelas y, en menos de 24 horas, ya estaba anotando canastas. Fran volvía por sus fueros, capturando todos los rebotes, anotando desde fuera y rebañando todo lo que quedaba cerca del aro. Y todo, ante un Gipuzkoa que había ganado al Unicaja en San Sebastián (69-61) y que ayer, todo sea dicho, no dio la talla en Málaga.

Las tres faltas rápidas de David Doblas anestesiaron a los suyos y sólo Jason Robinson vio aro desde fuera, con la ayuda de Ramsdell por dentro. Muy poquita cosa ante el empuje, sólo a medio gas, del Unicaja, que ayer vio un Carpena con poca chicha y menos de 6.000 aficionados en sus asientos. Joan Plaza, con menos rotaciones debido a las lesiones, ha encontrado el equilibrio total en esta semana. La plantilla está muy bien físicamente y los que más aportaron el viernes, en minutos y puntos, (Dragic, Granger y Caner-Medley, además de Fran) ayer tuvieron menos tiempo en pista.

De los 10 últimos partidos, el Unicaja ha ganado siete. Y de las tres derrotas, una fue «maravillosa», la del Barcelona. El estómago cajista comienza a triturar nuevos placeres y la realidad vuelve a sacarnos una sonrisa. Porque el Unicaja está ahora de dulce. Ante el Anadolu Efes, el equipo se liberó y compitió como en las grandes citas. Y ayer por la tarde, en un horario que no gusta demasiado a la hinchada, volvió a sacar pecho. En el último mes y pico se le ha ganado a Panathinaikos (87-71), Cajasol (89-76) o Laboral Kutxa (71-81), además de a los turcos. La lista, afortunadamente, es amplia y con visos de seguir ampliándose.

Dicen los que saben que con un buen ataque se gana partidos, pero que con una buena defensa se ganan títulos. Frente a los vascos, el Unicaja sólo encajó 55 puntos. O sea, la cifra más baja en lo que va de temporada. Y son ya 42 partidos. El equipo de San Sebastián se quedó en 55 puntos. La peor marca, hasta ahora, la tenían Galatasaray (84-57) y Valladolid (112-58). Otro motivo más para ser feliz. Sonrían, sonrían. Que es muy sano y, para colmo de dichas, gratis.