La huida hacia adelante que emprendió Joan Plaza tras la tremenda decepción que supuso la derrota en la Copa del Rey ante el CAI en cuartos de final y en casa vivió ayer el punto final. Las palabras refrescantes empleadas ayer, los nuevos términos que introdujo en su vocabulario, lo certifican. Con la Copa olvidada y enterrada, Plaza siente que hoy afronta una nueva final. Un partido que puede cambiar todo un proyecto. El equipo ha crecido, se ha consolidado y su obra en Málaga comienza a resplandecer y ser apreciada. De ganar al todopoderoso Barça, el Unicaja tendrá portadas -fuera de Málaga- y protagonismo. Recuperará reputación. Y sus opciones se multiplicarán en este Top 16. Así que ayer Plaza, cuando se sentó en sala de prensa, ofreció un discurso novedoso. Dejó a un lado su lado más conservador para meterle un chute de realidad a sus hombres: «Nos jugamos la vida», comenzó su alocución.

Plaza por fin soltó ayer amarras y se deshizo de todos los prejuicios. Después de seis meses de competición, el catalán amplió ayer su vocabulario. Puede que la dinámica del equipo y de la «Eurotemporada» estén hoy en juego. Y él lo sabe.

Así que de la modestia y sus palabras en ocasiones planas y planeadas pasó a la grandilocuencia y a la grandeza. Plaza se asemejó ayer al entrenador de un equipo aspirante a algo grande, no a un técnico de equipo chico y quejoso. Habló de lesiones, claro, porque se hace inevitable, porque es la triste realidad. Y habló, sin miedos ni tapulos, del Top 8.

«Tenemos la oportunidad de reenganchar e ilusionar otra vez a una de las grandes plazas y pabellones de Europa. Y es lo que la Euroliga nos demanda, que no tengamos a 2.000 ó 3.000 personas, si no a 11.000, que seamos competitivos. Ellos se juegan la honrrilla de acabar imbatidos. Todos debemos ser conscientes de la dificultad de lo que hay en juego», explicó el entrenador del cuadro malagueño.

Plaza recordó las «víctimas» de las últimas batallas y explicó que su equipo apila bajas, como las de «Hettsheimeir, Caner-Medley o Vidal», por lo que habló de un «David contra Goliat». «El Barça llega con toda la artillería, invicto, y será bonito que la gente llene el pabellón y nos lleve. Que venga con tejanos, con ropa con la que ya ha batallado en otros partidos, la de la suerte, y que nos ayude en los momentos más críticos».

Su preocupación sigue siendo patente sobre el estado de salud de Caner-Medley. «Lo que yo sé es que no entrena», espetó. «No tengo a Rafa ni a Nik ni a Vidal. Y la posición de pívot y «cuatro» están como están. Hay jugadores como Domas (Sabonis) o Carlos (Suárez) que pueden suplirle», continuó. Y sobre su la vuelta a las pistas del americano, fue escueto: «Cuándo o cómo, los médicos dirán. No puedo perder energía en los que no están y sólo desearles que estén pronto». Cuestionado por este periódico si había vuelto a insistirle al club en la necesidad de fichar un jugador más para el juego interior, apuntó: «No he hablado con el club, mis pautas están dichas y no voy a insistir».

«Hay cuatro jugadores que podrían ser titulares en cualquier equipo de Europa, que no pueden jugar y es duro, pero eso nos hace más fuerte, nos está haciendo madurar. Queremos jugar como sabemos, ir al límite, acostarnos sabiendo que nos hemos ido a la cama dando la máxima capacidad. Que cada uno de nosotros priorice por el equipo y se vacíe en lo físico y en lo mental para tener opciones en un partido de esta magnitud», dijo. Si se cumplen esos parámetros, Plaza y el equipo pueden marcharse tranquilos, aunque la lucha y la garra resultaran insuficientes hoy ante el Barcelona de las estrellas. El Carpena, que volverá a llenarse, les perdonará. Aunque no llegue el Top 8. Como ha estado recordando Plaza toda la temporada, venimo de donde venimos. Y aquí ya es normal poner la otra mejilla. La única pega, eso sí, sería que muchos de los que hoy regresarán quizá tardarían un tiempo en volver.