Molestias, sobrecargas, microrroturas o roturas, esguinces, golpes, contracturas... La vida de un jugador de baloncesto pasa, en muchos momentos de sus carreras, por la enfermería. Multitud de problemas físicos lastran el día a día de una plantilla como la del Unicaja, que afronta dos partidos a la semana incluyendo viajes, esperas en aeropuertos y partidos de máxima tensión ante los mejores equipos de Europa y de España.

Las continuas lesiones han afectado al rendimiento de un grupo que no ha llegado a funcionar nunca en plenitud porque, por falta de efectivos, siempre se ha visto con problemas de bajas. La preparación física del equipo ha sido y es inmaculada. En toda la pasada temporada no se produjo ni una sola lesión física. Ni una sola. De récord Guinnes.

Tras un año y medio sin problemas, en el maldito partido de Milán disputado el pasado 20 de febrero llegaron dos juntas, de Rafael Hettsheimeir y de Sergi Vidal. Ambas han tenido un mes y medio en el dique seco a los dos. De hecho, el pívot brasileño sigue aún sin volver a las pistas. Lo intentó en Atenas la semana pasada y tuvo que retirarse debido a que la cicatrización de su rotura de fibras en el gemelo interno de la pierna derecha se resintió. Ya ha vuelto a trabajar de forma individual y, aunque esta semana no jugará todavía, ya no engrosa el parte de altas en la enfermería.

Sergi Vidal también sufrió una rotura de fibras en uno de los músculos isquiotibiales, el bíceps femoral de la pierna izquierda. Aunque se habló de un periodo de baja de dos semanas tuvo una recaída y reapareció el pasado sábado en Tenerife, aunque él ya llevaba una semana a pleno rendimiento y, si no jugó antes, fue por decisión de Joan Plaza.

Han sido los dos únicos problemas físicos propiciados por roturas musculares de las dos últimas campañas. Es cierto que Zoran Dragic estuvo un par de semanas en el dique seco debido a una rotura de fibras en en cuádriceps de la pierna derecha, pero fue debido a un golpe directo (un rodillazo) en la zona, lo que le provocó la rotura muscular. Ocurrió en Estambul y el esloveno se perdió varios encuentros importantes ante el Barcelona, en Liga, o el Bayern Múnich, en Europa.

Esguinces de Toolson y CallowayDe todas, las bajas que más han machacado al equipo han sido los esguinces de tobillo y la problemática rodilla de Caner-Medley. Las torceduras de tobillo son las lesiones más comunes de los jugadores de básket. Pies muy grandes, espacios muy reducidos y continua actividad provocan que cada dos por tres se produzcan torceduras. Y, sin duda, las dos que siempre recordaremos esta temporada serán las de Ryan Toolson, primero, y la de Earl Calloway, después. Porque fueron en momentos muy importantes.

Toolson, tras ser el máximo anotador de la pretemporada y líder indiscutible del perímetro, sufrió a escasos días del arranque de la Liga Endesa un esguince de grado dos-tres, con una leve rotura y desgarro del ligamento. Casi un mes estuvo de baja el tirador que, al regresar a las pistas, necesitó muchísimo tiempo para retomar las «sensaciones». De hecho, el jugador desequilibrante de pretemporada ha aparecido sólo a cuentagotas para desgracia de la afición costasoleña.

También fue decisivo la torcedura de tobillo de Calloway. El base sufrió un esguince de grado dos en el partido que el Unicaja perdió ante el Real Madrid y estuvo si jugar un mes, tiempo en el que se disputó la Copa del Rey, torneo de infausto recuerdo para el equipo verde.

Caner-Medley y su rodilla De todas las lesiones que ha vivido el equipo, la más compleja, controvertida y dañina para los intereses del grupo ha sido la de Nik Caner-Medley. El ala-pívot ya llegó a Málaga con problemas en sus articulaciones, y un fuerte golpe en su rodilla derecha le causó un derrame del líquido sinovial, con un edema óseo. Ocurrió en el primer tramo del curso y estuvo más de dos semanas de baja. Con Hettsheimeir sano y Sabonis adaptándose al equipo, más la ayuda puntual de Suárez, su baja no resultó dramática.

Pero cuando, antes de viajar a Turquía para disputar un partido clave ante el Fenerbahce, el americano sufrió un nuevo golpe en la zona que se lesionó hacía unos meses, todas las alarmas saltaron. «Baja indefinida», anunció el club. El edema óseo se reprodujo y el jugador apenas podía apoyar el pie. Se vivió entonces la única disputa pública entre el club y Plaza. El entrenador pidió un recambio. En principio, temporal. Pero luego confesó que su idea era para que compitiera con Hettsheimeir, de baja y que no había estado a la altura de las circunstancias cuando estuvo sano. La entidad no accedió y el equipo llegó muy «cascado» a verdaderas finales antes Barça, Valencia u Olympiacos. El ala-pívot, ya de alta, debe ahora retomar sensaciones y ganar la confianza perdida, porque es la única pieza sin un recambio que realice funciones parecidas a las que él desarrolla.

A estas alturas del curso, las sobrecargas tanto a escala muscular como en los tendones son habituales porque el calendario está comprimido, el cuerpo agotado y los jugadores no son máquinas. Los tejidos necesitan recuperarse y el músculo ya no aguanta igual. Por fortuna, el equipo afronta desde la próxima semana un único partido semanal e inicia un nuevo ciclo físico para llegar en plenitud a los play off.