Se avecina un play off por el título de lo más interesante. Si nos atenemos a lo visto ayer en el Gran Canaria Arena, Unicaja y Herbalife tienen por delante, dentro de un par de semanas, un cruce de cuartos de final en el que habrá mucha igualdad, en el que los canarios venderán cara la plaza en «semis» y en el que solo la ventaja de campo cajista le puede hacer, a priori, más favorito que su rival.

Después de 8 victorias seguidas en la Liga Endesa, tras casi dos meses de sumar victorias y más victorias, la buena racha cajista se ahogó ayer a orillas del Atlántico en las afortunadas Islas Canarias. Fue un partido igualado en el que pudo ganar cualquiera y que se decidió con un triple final desde la esquina del local Hansbrough, a 8 segundos del final. Unos 8 segundos, por cierto, en los que habrá que pensar que el Unicaja jugó al despiste, porque la gestión del último ataque fue, sencillamente, para echarse a llorar.

Pese al traspié, no creo yo que Joan Plaza regresase ayer cabizbajo ni meditabundo de Las Palmas. Al contrario. Me da que hay una impresión general de que esta derrota incluso puede venirle bien al equipo. Cortar la buena racha es un poco como empezar de cero y no hay nada mejor ante un play off que resetear y plantar los pies en el suelo, por mucha ventaja de presupuesto, plantilla y hasta factor cancha que tengas respecto a tu rival.

No hay que ser Jessica Fletcher ni Colombo para ver que el Unicaja no fue ayer al cien por cien a por el partido. Plaza dijo en la previa que no iba a esconder nada, que quería ganar en Las Palmas. Pero del dicho al hecho fue un largo trecho. Yo no voy a decir que con sus rotaciones no quiso ganar, pero sí puedo asegurar que no le importó perder. Solo así se explican, desde luego, algunas de sus decisiones.

Es inexplicable, por ejemplo, que el equipo jugara sin base los últimos 5 minutos y 41 segundos del partido. Sin Calloway ni Granger, le dio la manija del equipo a Vidal que, por cierto, es el jugador al que el propio Plaza ha señalado como descarte para el play off. O sea, que quiso ganar al Herbalife sin bases en pista y con el único jugador de la plantilla con el que no cuenta para el futuro inmediato...¿?

Tampoco se entiende que a la hora de la verdad no estuviera sobre el parqué Fran Vázquez, el jugador que más y mejor entendió ayer cómo hay que jugarle de tú a tú al gigantón Tavares. Tampoco quiso que Toolson, tan motivado como acertado ayer, jugara los últimos minutos (salió para el último ataque), en los que el atasco ofensivo fue de consideración estratosférica.

La guinda al «despiporre» general del esprint final llegó con la última jugada. Plaza pidió tiempo para preparar los 8 segundos finales. No sé lo que dibujó en su pizarra, pero el resultado fue un lanzamiento con escorzo a la «remanguillé» desde 8 metros de Caner-Medley que fue una invitación directa al Herbalife para que ganara el partido... y así fue.

Pero lo de menos ayer era el resultado. Había que ver algunas cosas y ahí seguro que el catalán sí sacó conclusiones de los 40 minutos en el Gran Canaria Arena. Una es que Dragic es el jugador del equipo más tocado físicamente a 10 días del cruce de cuartos. Hay margen para que el esloveno se recupere de lo del pubis, pero tampoco es que sobre el tiempo. Otra es que Hettsheimeir deberá espabilar en estos días para ponerse al tono de sus compañeros. Han sido muchas semanas de baja y el brasileño lo nota y lo padece. Otra es que el equipo, con Sergi Vidal de base, no carbura. Ayer los últimos ataques fueron «sucios», no se movió bien el balón ni se encontraron buenas posiciones de tiro. El propio catalán falló dos triples ganadores en ese esprint final. La última -y quizás más importante- es que está claro que este Herbalife es un equipo con alma, que no da un balón por perdido y que nunca le pierde la cara al rival. Vamos, que habrá que sudar sangre para superarles.

El próximo domingo, en el Carpena, final de la Regular ante el Real Madrid. Una fiesta antes del «lío».