Cada temporada, el Unicaja sale al mercado en busca de conformar la mejor plantilla posible. Muchas negociaciones fructifican, pero la mayor parte se quedan por el camino. Unas veces es porque los archiconocidos «flecos» no acaban de cerrarse, otras veces porque otro equipo se entromete en la negociación, en algunas ocasiones es el propio club y/o entrenador el que da marcha atrás a última hora, aunque la mayor parte de las ocasiones es por un desacuerdo económico.

Este mismo verano se han escapado de las redes cajistas -que se sepa- Savanovic, Hunter o Babbitt, por poner tres ejemplos. Pero la lista de jugadores que estuvieron algún día casi atados y que por unas cosas u otras nunca llegaron a vestir la casaca verde cajista está plagada de estrellas de primer nivel no solo de España o de Europa, también de la mismísima NBA. Son negociaciones inconclusas que forman parte de la intrahistoria del Unicaja. De lo que pudo haber sido... y nunca fue.

La afición cajista no se puede quejar. Ha disfrutado en Ciudad Jardín y en el Martín Carpena de jugadores del caché de Mike Ansley, Sergei Babkov, Kenny Miller, Milan Gurovic, Louis Bullock, Walter Herrmann, Pepe Sánchez, Marcus Brown, Marcus Haislip o Jorge Garbajosa, quizás el más recordado. Una lista espectacular de «estrellas» en la que no están de auténtico milagro otros nombres como Arvydas Sabonis, Sergio «Chacho» Rodríguez, Marc Gasol, Fabricio Oberto, Ramunas Siskauskas, Trajan Langdon, Bojan Bogdanovic, Nando de Colo... Todos ellos estuvieron a un paso del club de Los Guindos, pero algo se torció en el momento más inoportuno.

Uno de los casos más llamativos es el del actual base del Real Madrid y de la selección española, Sergio Rodríguez. El «Chacho» estuvo virtualmente fichado por el Unicaja en ¡¡dos ocasiones!! La primera vez en la que el canario estuvo a punto de estampar su firma fue en 2001. Ramón García, jefe de la cantera, y Juanma Rodríguez, director deportivo en aquel momento, viajaron a Bilbao para reunirse con el jugador, que formaba parte del Proyecto Siglo XXI del País Vasco. El «Chacho» tenía 15 años. Con todo acordado se echó atrás argumentando que con Carlos Cabezas en el primer equipo cajista, no tendría minutos para progresar en Málaga. Justo un año después, el Estudiantes se lo llevó a sus categorías inferiores.

La segunda vez fue hace solo tres temporadas. El tinerfeño, con Ettore Messina en el banquillo merengue, vivió su peor temporada en el Real Madrid. La buena relación entre el presidente cajista, Eduardo García, y Juan Carlos Sánchez, director de la sección de baloncesto en el club merengue, posibilitó que se acordara la salida del canario, todavía con dos años más de contrato en el Real Madrid, a Málaga, una vez concluyera la temporada 2010/2011. La mala suerte fue que el Real Madrid, semanas después de planear la operación de compra-venta, decidió destituir a Messina. Y tras la marcha del italiano, el «Chacho» despuntó convirtiéndose en el mejor jugador de los blancos en el esprint final de la temporada. Ante esto, el Real Madrid se echó atrás y apostó por su continuidad, dejando el acuerdo verbal anterior en solo una declaración de intenciones sin final feliz... para el Unicaja.

Sergio Llull pudo ser cajista el verano de 2007. El mallorquín jugaba en Manresa y la dirección deportiva verde negoció su llegada a Málaga. Parecía que el acuerdo podía cerrarse, pero la alargada sombra de Carlos Cabezas también lo impidió. Su agente, Ernest Berenguer, declinó la oferta justo en el último momento al considerar que con Carlitos, Llull no tendría minutos ni protagonismo.

Jugadores con una gran carrera en la NBA también estuvieron a un paso de firmar por el Unicaja. El más importante, seguro, es el caso de Arvydas Sabonis, que estuvo prácticamente fichado en 2002. «Veo a Sabonis en el Unicaja» llegó a declarar el por aquel entonces técnico cajista, Bozidar Maljkovic. «Sabas» se recuperaba de una lesión en Málaga que le tuvo un año alejado de las pistas. Quería volver a jugar y el Unicaja le ofreció la posibilidad de hacerlo en Europa. El Real Madrid también pujó fuerte por él, pero Sabonis tenía decidido aquel verano regresar a las pistas en el equipo verde. Se reunió con el presidente Fernández Noriega, con Maljkovic y con algún otro miembro del club. Con todo atado y el lituano convencido para aceptar una oferta de en torno a un millón de euros, llegaron los Trail Blazers para pedirle su regreso a la NBA. La propuesta de los de Oregón de ¡¡7 millones de dólares!! por una campaña hizo imposible el sueño del club de Los Guindos. «No podemos competir con la NBA», afirmó resignado el presidente Noriega tras frustrarse la que habría sido, sin duda, la operación más mediática de la historia del básket en Málaga.

En la lista de lo que pudo haber sido y nunca fue figura otro nombre propio de máxima actualidad: Marc Gasol. El ahora jugador de los Grizzlies llegó a decir públicamente: «Me gustaría jugar en el Unicaja». Lo cierto es que el club nunca llegó a hacerle una oferta en firme porque no había certeza entre los rectores cajistas de si Marc podía llegar a ser un jugador importante...

Y es que equivocaciones a la hora de «no» fichar hay casi tantas como a la hora de «sí» fichar. Otro que pudo venir pero del que se dudó de su calidad fue Brad Oleson. Siendo jugador del Rosalía de Castro de la LEB Oro, el escolta ahora en el Barça estuvo en el punto de mira del Unicaja. Había muy buenos informes sobre él, pero desde dentro de la entidad hubo quién no lo quiso argumentando que no tenía calidad para el proyecto verde. Evidentemente, se equivocó. Y es más, después lo reconoció.

Un caso distinto es el de Fabricio Oberto. Con el pívot argentino no había dudas en el club. Todos le querían. El Unicaja le realizó una generosa oferta cuando decidió abandonar Vitoria. También hizo lo mismo el Pamesa. Oberto declinó el ofrecimiento verde y se decidió por el proyecto valenciano. No hubo nada que hacer.

Un caso muy peculiar fue el del lituano Ramunas Siskauskas. Uno de los mejores aleros altos de su tiempo, estuvo atado por el Unicaja en julio de 2006. Solo faltaba la firma del contrato, pero ese fue el verano en el que se hizo público el fuerte enfrentamiento entre el entonces presidente, Rafael Fernández, y el técnico en aquel momento, Sergio Scariolo. El técnico italiano parecía tener sus días contados en Málaga y eso provocó dudas en Siskauskas, que ante los bandazos del proyecto que había en Málaga, decidió romper su preacuerdo con el club verde e irse al Panathinaikos.

El «no fichaje» más rentable de la historia del Unicaja fue el de Trajan Langdon. Siendo jugador del Dinamo de Moscú, el Unicaja firmó un precontrato con el «Asesino de Alaska» en marzo de 2005. Langdon estaba llamado a ser una pieza importante del Unicaja. Pero el verano siguiente, antes de poder oficializar el precontrato, su agente lo rompió de forma unilateral al recibir una oferta del CSKA que triplicaba lo firmado meses atrás con el equipo costasoleño.

El Unicaja quiso hacer valer sus derechos presentando el precontrato con la firma del jugador. El Tribunal de Arbitraje de la FIBA dio un mes de plazo a cajistas y moscovitas para ponerse de acuerdo. Jordi Bertomeu medió también para solucionar el embrollo. Al final, el jugador se salió con la suya y firmó con el CSKA, que pagó al Unicaja ¡¡600.000 euros!! por un jugador que no llegó nunca a vestirse de verde cajista, pero que forma parte de la operación más rentable en la historia del club (junto a la venta de Kuzmic a los Warriors, también sin debutar en Málaga, por 800.000 euros).

De épocas más recientes son los fichajes frustrados de Darío Saric, de Bojan Bogdanovic, de Nando de Colo o de Luke Babbitt... por poner otros ejemplos.

Bojan Bogdanovic, fichado hace unas semanas por los Brooklyn Nets de la NBA, pudo ser jugador verde hace un par de veranos. Su amistad con Jasmin Repesa posibilitó el acercamiento, que no cuajó al renunciar el club a un gasto que pareció excesivo para el consejo de administración. Es verdad que el jugador tenía contrato con el Fenerbahce y la operación era complicada, pero el acuerdo verbal existió y solo faltó rematar la faena.

Algo muy parecido ocurrió con el también croata Darío Saric. El jugador abandonó el KK Zagreb y el Unicaja se posicionó para lograr el fichaje de una de las perlas del baloncesto europeo. Había que pagar 550.000 euros a su equipo de origen. Se negoció hasta ver que las pretensiones económicas de los representantes de Saric hacían inviable acometer la contratación. Estaba casi hecho, pero se torció.

También el dinero fue el que impidió a Nando de Colo fichar por el Unicaja. El base francés acababa contrato en 2012 en Valencia. El Unicaja se puso en contacto con Stefan Risacher, exjugador verde y representante del ahora jugador de los Toronto Raptors. Risacher viajó hasta en dos ocasiones a Málaga para acometer la operación. El montante económico total echó para atrás la opción de su llegada.

Luka Babbitt ha sido un nombre de este verano, aunque el pasado curso estuvo a punto también de venir a Málaga. Con un acuerdo prácticamente cerrado con él, surgió la opción de Caner-Medley, que rescindía en Tel Aviv y el Maccabi le pagaba la mitad de la ficha. El Unicaja prefirió entonces apostar por un jugador que ya conocía la Liga. Este verano ha sido la NBA la que no ha dado opción al fichaje.

Como se puede ver, son muchos (y buenos) los jugadores que algún día estuvieron muy cerca de vestir de verde. Ellos se lo han perdido.