El Unicaja se ha encontrado con una grave problemática para fichar a Kostas Vasileiadis: la fiscalidad. El escolta ha jugado en España cinco temporadas y media. O sea que, a efectos legales son seis años tributando en nuestro país. Esto significa que, debido a la «ley Beckham», el próximo contrato de Vasileiadis en nuestro país debe firmarlo como residente, por lo que tiene que declarar el 52% de sus ingresos. Esto significa que si el jugador quiere ganar, por poner un ejemplo, 300.000 euros libres de impuestos, el club debe pagarle 600.000.

Su sexta temporada en España es la la fecha límite incluida en la famosa «ley Beckham» para que tribute al 24,75% de IRPF. Su primera estación fue Málaga, tras disputar el play off del curso 2005/06 y jugar la temporada 2006/07, tras disputar 58 partidos a una joven edad. Luego regresó a su país y volvió a jugar en el Obradoiro (2009/10) y después tres temporadas más en Bilbao.

De fichar por el Unicaja pasaría ya su séptima campaña, fuera de la normativa que permite a los impatriados tributar al 24,75%.

El Gobierno de Rajoy subió al comienzo de su legislatura hasta siete puntos el tipo marginal máximo en el IRPF, que ya alcanza el 52%. Este aumento, unido a que Vasileiadis cumplirá su séptimo curso en España, hará que el jugador tenga que pagar el doble de impuestos, del 24,75 al 52%, una diferencia de 27,5 puntos, que en su último contrato en Bilbao.

La ostensible subida obligará a Vasileiadis a rebajar aún más sus pretensiones o al Unicaja a subirlas, algo que no parece muy próximo. La actual normativa, por ejemplo, es más restrictiva que la anterior, ya que obliga a los nuevos jugadores extranjeros que vienen a España a jugar por primera vez a tributar al 43% de su renta si superan los 600.000 euros, una cantidad a la que ni Caleb Green y Will Thomas llegan en Málaga.