¿Jugó un partido redondo el Unicaja ante el Manresa? La respuesta parece obvia... No. Y tampoco lo hizo en Zagreb. Ni en Vitoria, donde tras una primera parte de campanillas luego se dejó ir. Ni contra el Andorra, en el debut. Pero, y les pongo sólo dos ejemplos, ante el Bruixa d´Or ha ganado por 16 y en la Euroliga, como visitante, por 15. O sea que, sin estar brillantes ni bordar el básket ni ser constantes y sólidos en el juego, el Unicaja ha comenzado la temporada con un pleno: cuatro de cuatro. Vamos, que estamos ante el mejor arranque de su larga historia. Jamás había iniciado el curso este Unicaja con cuatro victorias consecutivas. Y aquí están. Contantes y sonantes. Con un Fran Vázquez espectacular, que vuela sobre el aro y que, asociado a Granger, -mejorado ayer- y con un Markovic muy listo, está fundando unas líneas aéreas.

Así que tenemos a un equipo muy renovado, con muchas caras nuevas (Markovic, Vasileiadis, Green, Thomas...), que juega casi de memoria ya y que comienza a ganar casi por inercia. Que tiene la clasificación copera a tiro de cinco victorias más (restan 14 jornadas para llegar al corte de la primera vuelta), que ha ganado a domicilio en su debut en Euroliga y que conquistó Vitoria, donde no lo hacía en Liga desde que ganó su única Liga ACB en 2006. Los datos son realmente espléndidos y nos hacen ser muy ilusionantes.

¿Que existen sombras? Pues claro... El Madrid anoche, sin ir más lejos, las pasó canutas para ganarle al Joventut. Quizá en esa búsqueda de la excelencia analizando el choque ante el Manresa se aprecian en el Unicaja varios aspectos que no sería conveniente dejar pasar y que debe grabar a fuego este Unicaja. Sobre todo, para evitar males mayores y sustos innecesarios. Si este equipo compite y se deja el pellejo puede tutear a cualquiera. Lo hizo en Vitoria. Repitió en Zagreb, en el debut de la Euroliga, en una competición en la que ganar fuera es siempre complejo. Y ayer el Unicaja, cuando se lo tomó en serio y cuando defendió como debe defender, como quiere Plaza, tuvo arreones muy meritorios, de equipo muy serio. Parciales que hicieron tambalearse a un rival que es lo que es, uno de los clubes que tiene menos recursos, pero que siempre trata de dar la cara. Mucho más ahora, con Pedro Martínez, un viejo zorro que se las sabe todas y que saca petróleo de debajo de las piedras.

Pero también vimos a un Unicaja alicaído, a un Unicaja que no se lo tomó lo suficientemente en serio o que, al menos, no lo hizo como debía. Estuvo muy por debajo de unas exigencias mínimas para competir en la Liga Endesa en el arranque. Ante el Andorra, el Manresa o el que sea. Y cuidado, porque la semana que viene, el equipo viaja a Las Palmas. Y allí, pájaras como las que vivimos ayer, desconexiones de esta índole, te pueden matar.

Ante un rival como el Bruixa d´Or puedes volver a meterte apretando los dientes atrás. Habrá otros rivales, con más caché y más pedigrí, contra los que no haya segundas o terceras oportunidades. Lo menos agradable del partido de ayer -insisto, por ir buscando la excelencia-, es la impresión de que existen dos equipos en la rotación de Plaza. Un Unicaja A y un Unicaja B. Seguro que se reparará con el tiempo, con la integración de los que van más rezagados. Los casos de Caleb Green o Golubovic. Con ellos jugando al mismo tiempo, el equipo pierde consistencia. La pareja que forman Will Thomas y Fran Vázquez es mucho más contundente, más agresiva, más segura. Viéndoles a los dos juntos, uno respira tranquilo. Porque sabe que hay garantías máximas. Thomas es la sorpresa más agradable del verano. El «titularísimo»» de Plaza. Y Fran ha comenzado el curso como terminó los play off ante el Madrid. 18 puntos en 19 minutos, con 8 rebotes y 25 de valoración. MVP de la jornada, junto a Thomas Schreiner. Y la sensación de que con él en la pista, siempre pasa algo bueno.

Tras el susto de pasar de 7-5 a 7-14, se llegó a un igualado 19-20 al primer cuarto. El Unicaja trató de poner la directa (30-22), pero hubo un nuevo bajón (35-36) hasta llegarse al descanso con 43-36. Plaza quiso apostar a caballo ganador y tiró de galones: Markovic dirigió y Fran siguió sumando y sumando para poner la máxima del encuentro: 52-36. Pero esos vaivenes en la concentración y en la consistencia del equipo volvieron a meter al Manresa (55-48). Fue la última vez. El Unicaja, de la mano de Granger y su conexión con Fran, inició el definitivo despegue (66-48). Es cierto que los catalanes trataron siempre de dar problemas, con un estupendo Marc García, un chico con un futuro inmenso (66-55). Pero un triple de Kuzminskas, en su 25 cumpleaños, puso las cosas en su sitio: al Unicaja con 3-0 y en la cima de la ACB y al Manresa colista, con 0-3.