Entre los propósitos que se ha marcado el Unicaja en el año nuevo hay uno que se antoja inmediato y que incumbe a la renovación de dos de sus piezas vitales, Jayson Granger y Carlos Suárez. El presidente del Unicaja, Eduardo García, se trazó el reto de cerrar la continuidad de sus dos jugadores antes de que finalizara el ya acabado 2014. No ha podido ser y ahora el reto es tratar de fimar dos nuevos contratos con el base y con el alero, que finalizan sus vinculaciones el próximo verano.

Los dos han mostrado públicamente su interés por quedarse en Málaga, pero las negociaciones están en un punto muerto preocupante. De las dos operaciones, la más dura es la de Granger. El base no tiene techo y, aunque no está en su mejor momento, partidos como el del Real Madrid demuestran todo su potencial. El uruguayo fue tanteado el pasado verano por Maccabi u Olympiacos, y en sus planes entra incluso la opción de ir a la NBA. Él está muy feliz en Málaga, pero a nadie se le escapa su increíble potencial y el hecho de que tiene una de las fichas más modestas de la plantilla, tras llegar del Estudiantes hace un par de veranos. El club ya ha comenzado a hablar con sus agentes, pero no hay nada avanzado.

Sí que se ha hablado ya, y mucho, con Carlos Suárez. El alero acaba contrato también el 30 de junio, aunque el club le prometió este verano una renovación por, al menos, dos temporadas más. Suárez ya ha dicho públicamente que ha vuelto a ser feliz y a sentirse jugador en el Unicaja y que su prioridad es continuar en el club de Los Guindos. Desde el mes de septiembre andan en negociaciones que siguen sin llegar a buen puerto. El club ya le ha planteado varias opciones, con contratos distintos, uno de dos años y otro incluso de tres temporadas, y con cantidades que no sobrepasarían sus ganancias actuales. Sobre todos los escenarios posibles se trabaja. El club quiere solucionarlo cuanto antes aunque no quiere que las prisas le cuesten dinero.