Cayó el líder. De forma tan sorprendente como justa. Sin un arbitraje dudoso ni una jugada de mala suerte en el último segundo a la que echarle la culpa del desaguisado. El Unicaja perdió ayer porque fue peor que el colista. Así de claro. Sinceramente, si no lo veo, no lo creo.

No hay debate posible: ayer vimos al peor Unicaja en lo que va de Liga. Mal de principio a fin. Bueno, por no faltar a la verdad, horripilante los primeros 30 minutos y con cierto orgullo, pero más corazón que cabeza, en los diez minutos del último cuarto. Demasiado poco bagaje para ganarle a nadie. Ni siquiera al farolillo rojo de la ACB.

La derrota en el Nou Congost tiene el daño colateral añadido de ceder el flamante liderato liguero. Los verdes pasan ahora a coliderar la tabla con el Real Madrid, con idéntico balance de victorias y derrotas (19/4), pero con peor basket average que el equipo merengue, que es ahora el que está en lo más alto de la clasificación. Unos números espectaculares que no deben quedar empañados por el traumático partido de ayer.

Dicen los que entienden de esto que la Liga ACB es la mejor de Europa. Entre otras cosas, por su competitividad. Porque aquí un equipo de los de muy abajo le puede ganar a uno de los de muy arriba. Y eso en otros países es inviable. Es imposible -o casi-, por ejemplo, que el CSKA ceda en la pista del Tsmoki Minsk, colista actual de la VTB. Es imposible también -o casi- que el Maccabi de Tel Aviv pierda en su visita al Gilboa Galil, vigente colista de la Super Liga hebrea. También parece poco probable que el Fenerbahce o el Milán muerdan el polvo ante el peor equipo de Turquía o el peor de Italia, por poner solo dos ejemplos más.

Aquí, sin embargo, en la ACB, el último de la fila te puede cantar las 40. Al Barcelona le metió mano hace unos meses un entonces desahuciado Baloncesto Sevilla. Al Real Madrid también le dio un tantarantán considerable el Estudiantes, el pasado diciembre. Anoche le tocó el turno al Unicaja, líder intratable hasta este partido, capaz de ganar en Vitoria, Las Palmas o Valencia, pero sin recursos para salir vivo del minúsculo Nou Congost.

La verdad es que lo de anoche tiene difícil explicación. Fue el mundo al revés: ni el líder ejerció de líder ni el colista ejerció de colista. Por momentos dio hasta pudor ver deambular por la pista a un Unicaja perdido, apático, pastoso, sin ideas y superado por un rival con el tercer peor ataque de la Liga, la segunda peor defensa y colista... hasta ayer.

Desde el mismo salto inicial se vio que amenazaba tormenta. La primera parte fue desesperante y esperpéntica. Al Unicaja no le salió nada. Fue una imagen desconocida de los de Los Guindos en esta Liga. El líder estuvo mal delante, con pocas ideas, ataques muy enrevesados y errores continuos en el tiro, y también mal atrás, permitiendo a uno de los peores ataques de la Liga anotar 49 puntos en 20 minutos.

El 49-32 del descanso era la explicación numérica de lo visto en la pista. Ellos: 55% de acierto en triples, 16 rebotes y 57 de valoración. El Unicaja: 23% en tiros de 3 (3 de 13), 8 rebotes y 30 de valoración. Lo dicho, un desastre absoluto.

Quien más y quien menos esperaba durante el intermedio la reacción cajista. Era imposible jugar igual de mal. También parecía imposible que el rival mantuviera sus elevados porcentajes de acierto en el tiro exterior. Pero el tercer cuarto no despejó las nubes. El Manresa, que parecía el TDK de su mejor época, aquella con Chichi Creus, Peñarroya, Esteller y compañía, se fue hasta 22 puntos arriba, ante el delirio de la grada local y la cara de póker de un Plaza superado por las circunstancias.

El Unicaja encontró en un cinco atípico: Markovic, Stefansson, Toolson, Green y Germán a su mejor quinteto del partido. El Unicaja encaró el último cuarto 15 abajo, pero en dinámica más positiva.

Al colista le entró miedo a ganar. El Unicaja tiró de orgullo y fue capaz de atacar, con 78-76, para empatar o incluso ponerse por delante, dentro del último medio minuto. Pero hay días en los que lo que no puede ser, no puede ser. Y los de Los Guindos, en el ataque más importante, ni tiraron a canasta.

Ahí murió un partido del que solo cabe esperar que no tenga secuelas anímicas. El mejor escribano echa un borrón y este Unicaja tiene derecho también a pegar un petardazo. Su situación liguera sigue siendo idílica. Son tres victorias de margen con el Barça, tercero en la tabla, a falta de las últimas 11 jornadas de la Liga Regular. Lástima que no sean hoy cuatro de renta.