­No le verán protestar a menudo a los árbitros. Es un jugador tranquilo, muy respetuoso, que no se mete en líos. Su cara de buen chico es fiel reflejo de su actitud en la pista. Mindaugas Kuzminskas, uno de los grandes estiletes del Unicaja, no comenzó a destacar hasta pasados los 16 años. La competencia en Lituania, un país volcado en el baloncesto, es brutal. Y el joven «Kuzma», un chico espigado, delgado y con más talento que físico, sólo jugaba en el segundo equipo de su escuela. Así que Kuzminskas decició «obtener la licencia de árbitro».

«Yo no jugué bien hasta que cumplí los 16 años, así que obtuve la licencia de árbitro. Y es eso lo que hace a veces entenderles. Un árbitro, al igual que los jugadores, puede tener sus días buenos y sus días malos», comenta el alero, que en su segunda temporada en Málaga está mostrando su mejor nivel.

No hay muchos casos de jugadores que también sean árbitros. El joven Kuzminskas se sacó la titulación en su país y confiesa que eso le ayudó a entender mejor el juego. Reglas, situaciones del juego, estudio de los jugadores... Y también psicología, todo ayuda.

Ahora ese aprendizaje le sirve a la hora de jugar y, especialmente, en su relación con los colegiados. El mayor aprendizaje que «Kuzma» extrajo de sus estudios es que «todo el mundo es humano y se puede equivocar». «Creo que cuando un árbitro se equivoca no lo hace a propósito. Son humanos y se equivocan como lo hacemos los jugadores», insiste.

No es algo que el cajista cuente a menudo. De hecho, la mayoría de compañeros en el vestuario y en el cuerpo técnico no saben su otra faceta, como árbitro. Kuzmisnkas, eso sí, no piensa dedicarse a ello una vez que acabe su carrera, sólo piensa en el día a día.

A pesar de esa imagen casi angelical, el lituano también tiene su «corazoncito». A Kuzminska, aunque conozca bien cómo siente y padece un árbitro, objeto muchas veces de críticas y de las peores miradas desde la grada, siente «rabia y tristeza» cuando no es tratado con parcialidad y justicia.

«Cuando estás peleando duro, tratando de ganar un partido y hay un mal arbitraje, este tipo de cosas, desde el punto de vista del jugador, hace que te sientes muy triste. Cuando cometen un error y te perjudican, te cortan, y es triste», comenta el alero.

Kuzminskas cumple ya su segunda temporada en el Unicaja, y atraviesa un gran momento, quizá el mejor desde que se enroló en el equipo malagueño. Poco a poco está ganando protagonismo, aunque las «broncas» de Joan Plaza desde la banda siguen siendo asiduas y habituales.

El alero de 2,05 metros (19/10/1989, Vilnius) está doblando el rendimiento que ofreció en el pasado curso. En su año de debut en la ACB y en el Unicaja, el lituano disputó 65 partidos, con una media de 14:05 minutos, y unos promedios de 5,8 puntos, 2,4 rebotes, 0,6 asistencias y 5,4 de valoración. Esta temporada, sus cifras se han multiplicado por dos, lo que da una idea del gran impacto que tiene en el juego. «Kuzma» ha jugado ya 54 choques, con 20:28 minutos, y 10,3 puntos, 3,9 rebotes, 1 asistencia y 11,4 de valoración. Lo dicho, el alero verde está doblando sus números en su segunda campaña en Málaga. Mejor, mucho mejor, como jugador que como árbitro...