El comentario generalizado, de aficionados, prensa, jugadores y entrenador, gente del deporte€, tras el segundo partido de la semifinal y que se ha venido repitiendo en distintas ocasiones en estos días previos al choque de ayer noche, era el de que este equipo, después de la enorme temporada que había hecho no se merecía despedirse de ella con otra derrota que hubiera puesto el tres a cero en el play off.

Y qué razón teníamos, el Unicaja de ayer demostró el porqué de ese sentimiento de todos los que seguimos al equipo verde. El choque de ayer y lo que puso el equipo en la pista es una clara muestra de lo que ha sido el conjunto malagueño esta temporada: sacrificio, corazón, buen juego, generosidad, compromiso, coraje, honestidad... Y también un claro ejemplo de lo que ha generado es sus aficionados, que tras los cuarenta y cinco intensos minutos de anoche, ya cuentan las horas para volver a hacer del Carpena ese fortín en el que cuesta un mundo sacar algo positivo para el equipo rival.

Todos los que pudimos ver los minutos previos al comienzo del partido, la presentación y el ambiente que había, estábamos convencidos de que haría falta sudar sangre para que el Unicaja no forzara el cuarto partido.

Desde el salto inicial, los jugadores pudieron sentir esa energía extra que proporciona el aliento desde la grada y eso se notó en la salida enchufadisima del equipo que cogió a contrapié al conjunto catalán (12-3).

La historia era completamente opuesta a los dos primeros enfrentamientos, y rápidamente entró en liza el «Factor Carpena», ése que ha hecho ganar quince de los diecisiete partidos de casa en la Liga Regular de la ACB, más los tres que llevamos hasta ahora de los play off por el título. Aquí el equipo ha cogido una confianza y una complicidad con su público que lo transforma en un oponente temible para cualquier rival que se preste, aunque sea de la calidad y potencial de un conjunto como el Barcelona y llegue en su mejor racha de resultados de la temporada.

Como comentaba días atrás tras las dos derrotas previas, en estas eliminatorias, al final lo que cuenta es el que consigue ganar los tres partidos que dan el pase a la final, aunque como decía Joan Plaza, ya se ha derribado la primera piedra de las tres que hay que tirar. El equipo lo merecía, el club lo merecía, el público y la ciudad lo merecían y la Liga también se merecía que la serie se alargara, al menos hasta el viernes.

No queda mucho tiempo para descansar, recuperar fuerzas y prepararse para otra batalla ante un grupo, el Barcelona, que te obliga a una enorme exigencia física, aunque los jugadores ya saben que mañana cuando la fuerzas flaqueen, habrá once mil gargantas empujando y animando a su equipo.

Ya se ha hecho un poco de justicia, el viernes tendremos cuarenta minutos, o más, para seguir soñando, y puede ser que a lo mejor nos ganen, pero nadie nos va a quitar el orgullo de sentirnos malagueños y de tener un equipo como este Unicaja. Ahora mas que nunca que se vea lo que significa venir a jugar al Carpena.