Con el subidón de adrenalina todavía a flor de piel, con el «chute» de autoestima corriendo por las venas sin parar desde el miércoles por la noche y con la ilusión de quien no le tiene miedo a nada ni a nadie, el Martín Carpena abre hoy sus puertas de nuevo para la disputa del cuarto partido de semifinales entre el Barcelona -favorito, pero ya menos- y el Unicaja -crecido y seguro de sus fuerzas, aunque consciente de que esta vez será todavía más difícil que anteayer-.

Si el deporte son estados de ánimo, no hace falta jugar esta noche. El partido está ganado. Es inimaginable un éxtasis mayor que el vivido por el Unicaja y su afición en la prórroga del partido de hace dos días. Fue un desenlace inesperado, de esos que hacen daño al perdedor y generan júbilo extremo al ganador. Y es que en el tercer cuarto, con 9 arriba, los catalanes olieron la sangre, visualizaron lo que parecía un 3-0 y se creyeron ya finalistas. No contaban con la reacción verde en el sprint final ni con el 2-1 parcial que campea ahora en el marcador de la eliminatoria ni con la obligación de tener que seguir sudando hoy... y quizás el domingo. Ya veremos.

Tiene pinta que lo de esta noche será otro partidazo. Lo mejor es que la presión es toda para ellos. El del Laboral Kutxa sí que fue un cruce de máxima tensión para los de Los Guindos. Caer en cuartos de final ante los vascos hubiese sido muy duro para este equipo -líder 21 jornadas de la Fase Regular-, su afición -que se habría quedado sin partidos demasiado pronto- y el club -que habría perdido su plaza en la Euroliga-. Haberlo hecho el pasado miércoles, en el primer match ball ante el Barça, hubiese sido también muy injusto. Sin embargo, este 2-1 actual en el play off a favor de los culés les mantiene como claros favoritos a ellos y ni siquiera una eliminación esta noche haría traumático el fin de temporada.

La fase por el título ha mostrado otra vez la importancia que la «marea verde» tiene para su equipo. Quizás no haya en España una grada tan determinante como la del Carpena, capaz de rescatar a su equipo en los peores momentos y también de llevarlo en volandas cuando las cosas están de cara.

Es evidente que lo de esta noche (21 horas/Teledeporte) es un reto descomunal. Ganarle al Barça es muy difícil y hacerlo dos veces en 48 horas, algo que roza la ciencia ficción. Pero a nadie se le escapa que si el Unicaja mantiene su tremendo nivel del miércoles, su intensidad atrás y su poderío anotador... ¿por qué no?

Por si acaso habrá que hacerse el cuerpo a que a lo mejor mañana está el equipo de vacaciones. En unas semifinales de la Liga Endesa sólo llegan los mejores y el Barcelona, rival de los verdes, ha demostrado desde hace mes y medio que quizás sea el number one, por encima del propio Real Madrid, campeón de la Liga Regular, de la Copa del Rey y de la Euroliga. Y es que a día de hoy entre el Madrid de Laso -renqueante en su «semi» con el Valencia- y el Barça de Pascual me quedo con el equipo blaugrana, aunque sea incluso con desventaja de campo.

Para ganar hoy al Barça habrá que hacerlo todo (o casi todo) bien. Para empezar, habrá que morir atrás. El Barça endosó 91 puntos en cada uno de los dos primeros partidos de la serie al Unicaja. El miércoles se quedó en 74 al final de los 40 minutos reglamentarios. Rebajar lo máximo posible sus dígitos anotadores se antoja clave para tener opciones.

Plaza se encontró ayer con un problema añadido. Jayson Granger recibió un golpe en el costado izquierdo el miércoles y no se pudo entrenar. Se puede decir que es duda, aunque muy mal tendría que estar el uruguayo para perderse lo de esta noche. Por su parte, Stefan Markovic sí jugará seguro, aunque con molestias en su muñeca izquierda.

En el Unicaja, desde luego, no hay miedo. Miedo era lo de años atrás, sin Copa y sin play off, rezando para lograr la novena plaza y no perder la Licencia A europea. Esto de ahora es como un regalo.

La cita es a las 21 horas. Aunque yo les recomiendo que lleguen antes, no más tarde de las 20.30 para vivir todo lo que el club prepara en los prolegómenos, presentación estilo NBA incluida. El miércoles quedó claro que todos juntos, sí se puede. Y es que... todo es posible en el Carpena.