El reloj acababa de marcar las 19.05 horas. La chavalería seguía aún abarrotando Los Guindos. Los más de 500 aficionados -muchísimos niños con sus madres- aún pasaban por la gran mesa en la que todos los jugadores y Joan Plaza firmaban fotos, camisetas, pósters y se hacían selfies y fotos con todo aquel que se lo pedía. En la penúltima posición, con su inconfundible barba, contrastando la cara larga y seria de Caleb Green, brillaba la alegría contagiosa de Kostas Vasileiadis. En ese momento, a las 19.05 horas, un miembro del Unicaja llamó la atención del escolta griego. Le tocó por la espalda, le dijo algo al oído y Kostas retiró la silla, se levantó y anduvo una docena de pasos, hacia una puerta interna que comunica la pista principal de Los Guindos con el hall de entrada a las oficinas del club. Ahí subió la escalera hacia la primera planta y se reunió con Carlos Jiménez, el secretario técnico del Unicaja.

La reunión fue corta, ni diez minutos. Jiménez le comunicó que el club no cuenta con él para la próxima temporada, que se rompía su contrato activando su cláusula de salida. Increíblemente, Kostas bajó las escaleras, volvió sobre sus pasos, se sentó en su silla y continuó firmando autógrafos y sonriendo...

Ha sido un año muy complicado para Vasileiadis. Su adaptación a un nuevo equipo, las exigencias en defensa y ataque de Plaza, un grave problema familiar, las lesiones... Ese cóctel explotó ayer por la tarde, mientras la chavalería se unía con el equipo y él, conmocionado al conocer que su futuro volvía a estar fuera de Málaga, continuó, ajeno a todo, firmando, gesticulando y sonriendo a los niños.

Vasileiadis viaja hoy mismo a Salónica, para estar con su madre, y esperará allí a que su mujer y su hijo regresen de Portugal, donde se marcharon de vacaciones con su familia. El heleno fue el primero en pasar ayer por la tarde por la zona noble de Los Guindos, donde el presidente, Eduardo García, y el gerente, Ángel Bordes, vivieron un día de locos, de papeleo, finiquitos y de mucha documentación.

La salida del tirador no fue la única que comunicó ayer el Unicaja. Tampoco seguirá Caleb Green. El ala-pívot americano tenía una opción para continuar una temporada más, pero el club también decidió cortarle. Al igual que Vasileiadis, sus días con la camiseta verde han llegado a su fin. Green abandonó las oficinas de la entidad con su semblante de siempre. Uno no sabía si acababa de tocarle el Euromillón o le habían despedido... Fue lo segundo. Salió, con sus vaqueros y su camiseta oscura, por la puerta de Los Guindos, mientras Will Thomas pasaba la parte buena del «trago».

El ala-pívot americano fue el que salió mejor parado de esa ronda de entrevistas individualizadas que tuvo Carlos Jiménez con los jugadores del equipo. Ya por la mañana, el entrenador charló con Thomas. Le transmitió que estaba realmente contento con él, que le había encantado su profesionalidad, su ética de trabajo y su rápida adaptación al equipo. Era, sin duda, toda una declaración de intenciones. Por la tarde, el de Baltimore salió de las oficinas del club con una sonrisa dibujada en la cara.

El motivo era que el club le había comunicado que iba a ejercer la cláusula de renovación y, que por lo tanto, proseguirá en Málaga la temporada 2015/16.

El Unicaja no podrá hacer oficial su continuidad hasta el próximo 30 de junio, ya que esa es la fecha en la que quedará renovado automáticamente. Hasta entonces, él podría abonar su cláusula de salida, una indemnización muy baja, de unos 30.000 dólares. Poco dinero, como en su día la de Vladimir Stimac. El club ha dialogado con su agente y no espera ningún sobresalto. Su ficha para el próximo curso está ya fijada y, aunque este curso hubo un pequeño problema con él -cobró menos de lo previsto debido a la subida del dólar respecto al euro-, su cara de felicidad al abandonar ayer Los Guindos no invita a grandes sorpresas. «Me voy a Baltimore ahora y volveré muy pronto para trabajar duro», dijo el jugador americano con pasaporte comunitario. Su continuidad era una de las grandes dudas que existía en la planificación del equipo y ahora el Unicaja la ha despejado: sí cuenta con él.

Quien salió de las oficinas con una cara menos festiva fue Ryan Toolson. El escolta americano concluye su contrato este próximo 30 de junio y recibió toda la documentación con su finiquito. El cuerpo técnico y la dirección deportiva deben decidir en los próximos días qué hacen con él. Carlos Jiménez le comunicó que, a día de hoy, depende del mercado, de las opciones que puedan llegar. Pero ni mucho menos le descartó. Le pidió un tiempo para estudiar todas las opciones. En el club van a repasar todo lo que hay en la agenda, todas las opciones existentes. Toolson no está, ni mucho menos, descartado. Es más, fuentes de la entidad ven «factible» que la próxima semana se inicien contactos con su agente para negociar su renovación.

El americano, que es extracomunitario, estaría encantado de seguir en Málaga. Su mujer, también. Su hijo mayor está muy adaptado a su guardería, y las dos pequeñas están de maravilla. ¿Aceptaría seguir por menos dinero?

El club ya tiene un acuerdo cerrado con Edwin Jackson, como se ha informado ya. El francés ocupará el puesto de Vasileiadis. Hasta que no finalice su vinculación con el Barça no se hará oficial, pasado el 30 de junio. ¿El otro puesto? ¿Vendrá Jamar Smith? ¿Habrá otras opciones en el perímetro? ¿Se renovará a Toolson? ¿Se irá al tanteo?

Cuando estaba a punto de marcharse, ya con su mujer y sus hijos, y se dirigía hacia su vehículo, Toolson se encontró con Joan Plaza. Los dos charlaron por última vez y se dieron un abrazo. El técnico se marchó y le deseó «suerte». Después, cada cual siguió su camino. Cada uno, en una dirección distinta.

El último en subir ayer a las oficinas del club fue Jon Stefansson. El islandés se pasó en el despacho de Jiménez un buen rato. Cuando bajó, ya sólo estaba en los aledaños del club su mujer y sus dos hijos. Y este periódico, aguardando el desenlace de su entrevista con el club. El escolta salió bromeando: «Tres años y dos millones», dijo entre risas.

El club le comunicó que estaba tremendamente contento con su trabajo, que había sido un gran honor que jugara con la camiseta verde y que no podía aún comunicarle su futuro. Stefansson acaba contrato y es, a día de hoy, libre para firmar con quien quiera. El Unicaja le explicó que no está descartado pero que ahora mismo no cabe en el estructura de la plantilla, según se está ideando, y que su posible continuidad sólo se retomaría cuando se hagan los movimientos importantes. Cuando el club fiche un primer base, cuando se confirmen quiénes serán los escoltas, el pívot...

De esta forma, su continuidad no será abordada hasta que esté compuesta la estructura del equipo. Su caso es similar al de Germán Gabriel. El pívot malagueño también concluye su vinculación con el club, tras fichar a comienzos de año para reforzar el juego interior. Joan Plaza está enamorado y entusiasmado con él -al igual que de Stefansson- y querría quedárselo. Pero dependerá de lo que se fiche, de si hay sitio para él, de los cupos, de la economía... Hay muchos factores. El malagueño se reunirá hoy con el club y escuchará la propuesta de Jiménez.

Los jugadores que siguen, que tienen contrato en vigor -Markovic, Suárez, Kuzminskas y Fran Vázquez- ya han recibido por parte de Enri Salinas, el preparador físico, su plan de trabajo y están citados para volver al trabajo en Málaga 17 ó 18 de agosto.

En este relato faltan dos nombres propios: Jayson Granger y Vladimir Golubovic. Con el base ya no existe más diálogo posible. Se le ha ofrecido el máximo que el club puede darle y ahora dependerá de él. El jugador ha comentado en su círculo cercano que tiene pensado hacer las maletas, aunque en el club existe ese lógico hilo de esperanza aún. Y el único jugador con el que aún no se ha hablado -junto a Germán- ha sido con Golubovic. El balcánico tiene muy difícil seguir y hoy está citado para hablar con Jiménez. El pívot no se irá de Málaga hasta el fin de semana, mientras que Toolson, Vasileiadis, Thomas y Green lo harán hoy mismo y serán los primeros en marcharse a casa.