El Unicaja hace muchas temporadas que se ha apretado el cinturón. Los tiempos de pagar cláusulas de rescisión para fichar jugadores con contrato en vigor en otros equipos o de competir tú a tú con los grandes clubes del continente a base de billetera han pasado a mejor vida. Ahora hay que espabilar en el mercado y adelantarse a los demás en abril o mayo, o llegado este punto del verano esperar a que los «grandes» vayan cerrando sus plantillas y posicionarse de la mejor manera posible para optar a sus descartes.

El Unicaja busca desde hace varias semanas un pívot que cierre la línea interior verde de cara a la próxima temporada y las sucesivas intentonas no han tenido éxito por una cuestión puramente económica, al entrar otros clubes con más dinero en la puja.

Uno de los primeros nombres con los que se contactó fue el norteamericano John Bryant, pívot del Bayern de Múnich. El nuevo rico del básket alemán convenció a Bryant para que renovara una vez que la Euroliga decidió otorgarle una «invitación» para jugar la próxima edición de la máxima competición continental. El club verde no tuvo opción de proponerle un contrato económicamente mejor y el estadounidense aceptó seguir en Múnich una temporada más.

El caso de Marko Todorovic es todavía más evidente de la desventaja que el Unicaja tiene en el mercado ante los equipos más poderosos. El jugador montenegrino parecía muy próximo a firmar con el Unicaja, tenía una oferta tentadora encima de la mesa... hasta que se cruzó el Khimki ruso y le ofreció más del doble de sueldo por temporada, lo que rompió en un abrir y cerrar de ojos la operación que en Los Guindos ya se tenía como casi segura.

Con Loukas Mavrokefalidis pasa más de lo mismo. El griego no está todavía descartado, pero el problema es que el Unicaja tiene por delante a Panathinaikos y a Efes como competidores por hacerse con sus servicios. El campeonísimo heleno no parece por la labor de renovarle el contrato y si lo hace sería ofreciéndole mucho menos dinero del que cobró la pasada temporada. Pero es que además el Efes turco, que este verano es una máquina de gastar dinero, también lo tiene entre sus objetivos. O sea, que o Pao y Efes se retiran de la puja o será imposible que fiche por el Unicaja.

El último nombre en salir a la palestra es el de Richard Hendrix, como ya informó este diario. El americano con pasaporte macedonio gusta mucho y cumple con los requisitos de lo que quiere Joan Plaza para cerrar el juego interior verde. El problema es que su salario la pasada temporada en el Lokomotiv Kuban ruso ha estado en torno al millón de euros y esas cifras son «imposibles» para la entidad verde. O sea, que si el jugador quiere venir a Málaga será rebajando sustancialmente su caché y porque ningún equipo le ponga encima de la mesa unas cantidades parecidas a las que ha percibido en tierras rusas.

Lo bueno es que en Los Guindos no hay urgencias. Se ha estado muy cerca de tener a los 10 jugadores principales de la plantilla fichados, pero ahora la pieza que falta no corre excesiva prisa. Además, el tiempo corre en cierta medida a favor porque los «grandes» de Europa van fichando sus interiores y «limpiando» el mercado. El Barcelona ha firmado a Shane Lawal, el Fenerbahce a Pero Antic, el Panathinaikos a Miroslav Raduljica, el CSKA a Joel Freeland, el Maccabi a Trevor Mbakwe, el Efes a Bryant Dunston y a Alex Tyus, el EA7 Milán a Jamal McLean...

Es evidente que cada vez hay menos plazas vacantes y que los jugadores que no han encontrado hueco en los clubes más «grandes» del continente empiezan a buscar otras opciones en equipos también importantes, aunque no tan poderosos económicamente, como puede ser el caso del Unicaja.