­Pónganse en situación. Quedan 6 segundos. Campazzo acaba de hacer falta en ataque para el UCAM Murcia. El balón es para el Unicaja que, con 58-58, ataca para ganar el partido. Markovic saca de banda a Thomas, que se la devuelve al serbio. El base penetra con rapidez, lanza, pero el balón lo escupe el aro. Fran Vázquez atrapa el rebote muy arriba y anota agarrándose previamente del aro. ¿Legal? ¿Ilegal? Confieso que en la pista el mate me pareció antirreglamentario, pero...

Total, que 58-60 final. Un marcador muy pobre en anotación, pero suficiente para cantar la primera victoria de la temporada liguera para los cajistas. La bronca del público local para los tres de gris, mientras los jugadores del Unicaja celebraban su triunfo en el parqué del Municipal murciano, se la pueden imaginar.

La verdad es que el primer partido de Liga mostró a un Unicaja muy irregular, mejor atrás que en ataque, con cierto dominio de la situación, pero todavía falto del instinto asesino ése que tienen los «grandes» para comerse a los «chicos». Eso sí, ganar sufriendo también puede ayudar a crecer ahora que el margen de mejora es ilimitado.

Independientemente del final polémico, ganar en Murcia tiene mucho merito. Da la sensación de que la pista del UCAM va a ser un fortín este curso. El equipo universitario tiene una plantilla muy equilibrada, un técnico que sabe lo que quiere y una afición fiel que aprieta de lo lindo. Por eso el +2 de ayer tiene un valor extraordinario y es una magnífica primera piedra con la que edificar una buena Liga.

La Supercopa había mostrado 7 días atrás a un Unicaja con dos caras. Pasó de ser un rodillo contra el Real Madrid a un lindo gatito contra el Barça, 24 horas después. La pregunta ayer era qué Unicaja se vería en el Palacio de los Deportes de Murcia. Pues, visto lo visto, una mezcla de los dos. Porque el equipo mostró muchas luces, pero también demasiadas sombras. Sobre todo llama la atención lo del rebote: 36 para ellos (10 en ataque) por solo 22 para los de Los Guindos.

Tampoco hay hoy que volverse loco con este estreno triunfal. Sobre todo porque el equipo de Joan Plaza está todavía muy lejos de lo que seguro mostrará dentro de unas semanas. Hay jugadores -más de 1, mas de 2 y más de 3- a los que les está costando arrancar. Hay, además, una falta lógica de empatía en el juego entre los recién llegados y los veteranos. La defensa, ese leitmotiv del libreto del técnico verde, parece que va por buen camino. Pero ¿y en ataque?... Pues a veces sobra un pase y otras veces parece que falta. Hay demasiada precipitación y también falta de ideas en el cinco contra cinco. Nada por otro lado que no se arregle con trabajo y más entrenamiento estas próximas semanas.

Es pronto para hacer comparaciones entre este Unicaja y el de la pasada temporada. Lo que sí parece es que otra vez el equipo es un «todo» que no depende de nadie. Pasó el curso anterior. Unos días era Granger, otros Fran, otros Toolson, alguna vez Kuzminskas, otras Suárez...

Cada partido aparecía un jugador distinto para desequilibrar. Aunque es pronto, tiene pinta de que el nuevo Unicaja 2015/2016 va por el mismo camino. Ningún jugador superó ayer los 24 minutos en pista y solo Jackson superó los 10 de valoración. Hay fondo de armario y está claro que Plaza va a «tirar» de todos buscando que el bloque domine sobre las individualidades.

Solo un apunte sobre este tema. Kuzminskas fue el cuarto que menos jugó del equipo, solo por delante de Germán, Alberto Díaz y un muy perdido Nedovic. Reconozco que el alero lituano es una debilidad personal. Ahora, su rol es el de «3» titular. Sin embargo, ayer, Plaza le dio demasiado jarabe de banquillo. El técnico catalán es el que más entiende y ahí están sus números desde que aterrizó en el banquillo del Carpena. Pero desde mi pupitre de prensa yo digo que eché de menos más protagonismo en la rotación para el báltico.

En Murcia empezó ayer la maratón. El jueves viene a Málaga el Brose alemán, en el estreno de una nueva Euroliga; y el domingo, el Montakit Fuenlabrada. Esto ya no hay quién lo pare.