La semana del baloncesto con mayúsculas acaba de empezar. La Turkish Airlines Euroleague reúne a partir de este jueves a los mejores 24 clubes europeos, en una competición apasionante, donde los ricos son más ricos y acrecentan la brecha con los «menos» ricos. Aunque eso, con la NBA robando cada porción de talento, no ha creado aún una gran fractura que sea determinante. El CSKA acumula ya un lustro de históricas decepciones a pesar de contar con el mayor presupuesto del mundo al margen de la NBA. Que se lo pregunten al Olympiacos, bicampéon en 2012 y 2013, a pesar de tener plantillas, a priori, inferiores, al propio CSKA, Madrid, Barcelona, Fenerbahce...

La fiebre del baloncesto ha llegado definitivamente a Rusia y a Turquía, donde los presupuestos se multiplican y aparecen equipos dispuestos a discutir la supremacía de los históricos del Viejo Continente. Esta lucha encarnizada tendrá varios puntos de máximo interés, con hasta 10 candidatos -por calidad de sus plantillas- para lograr una plaza en la Final Four de Berlín, del 12 al 15 de mayo.

La Euroliga está, poco a poco, consolidando varios aspectos claves en su política de crecimiento. El horario del viernes noche se hace fuerte definitivamente, y aparece como otro factor diferencial en plena pugna entre la Euroliga y la FIBA, que se saca de la manga una competición paralela que nace este curso bajo el manto del organismo. Ante este «renacimiento» de la FIBA, la Euroliga -los propios clubes son los que la componen- han reaccionado aumentando los premios y las ganancias, en un cuadro que expuso en primicia La Opinión la pasada semana y que beneficiará a todos los participantes. Se trata de primar la presencia en la competición y también de valorar los méritos deportivos.

Por el mero hecho de participar, los 24 clubes que disputen los 10 partidos de la Fase Regular se llevarán un fijo de 150.000 euros. Los 16 equipos que continúen con vida -los otros ocho pasarán a jugar la Eurocup- disputarán 14 partidos más en el Top 16, donde cada victoria se premiará con 35.000 euros. Un dinero que antes se reintegraba a los grandes clubes que aportaban grandes contratos de televisión. No era, por desgracia, el caso del Unicaja, que sale ganando muchísimo dinero con este nuevo reparto.

En el Top 8, cada victoria se premiará con 50.000 euros, y los equipos que disputen la Final Four se repartirán más de un millón y medio de euros: un millón para el campeón, 400.000 euros para el segundo, 200.000 para el mejor en la final de consolación y 100.000 para el cuarto.

Para no liarles con más cifras y números, con este actual reparto, el Unicaja se habría embolsado la pasada campaña 150.000 euros sólo por jugar la primera fase, y 140.000 euros más por sus cuatro triunfos del Top 16, a 35.000 euros cada uno. En total, 290.000 euros, más los 75.000 de televisión. En total ascendería a 365.000 euros. Muy lejos de lo que logró el pasado curso: 56.000 euros por sus triunfos y un fijo de 70.000 euros por los derechos televisivos.

El mejor baloncesto está preparándose para los nuevos retos futuros y alza el telón este jueves con más pasión y emoción que nunca. Al menos se atisban hasta 10 equipos con recursos, nombres y poderío para plantarse en la Final Four. Berlín, tras las citas de Madrid 2015 y Milán 2014, acogerá la gran fiesta del básket europeo. Pero eso será el final de un largo camino. Hay que subir muchos peldaños para llegar ahí. Y, esta campaña, más que nunca.

Real Madrid (actual campeón), Maccabi (excampeón), Barcelona, el CSKA Moscú de los 40 millones de presupuesto, los griegos del Olympiacos (bicampeón en 2012 y 2013) o Panathinaikos y, por supuesto, los dos países donde más se está invirtiendo, Turquía y Rusia, tienen mucho que decir.

En territorio otomano, al Fenerbahce de Obradovic y al Anadolu Efes de Dusan Ivkovic y Jayson Granger se unen ahora el Darussafaka Dogus y el Pinar Karsiyaka. En Rusia, el Khimki y el Lokomotiv Kuban son aspirantes a cualquier cosa.

Después se abre un hueco a una serie de equipos con armas, que van a estar al acecho, listos para buscar su oportunidad y pelear por todo y ante todos. Y ahí se incluye este curso, por méritos propios, el Unicaja de Joan Plaza. El sueño este año se llama Top 8. Que será la misma aspiración legítima que otro grupo de equipos como Laboral Kutxa, Milán o Bayern Múnich.

El torneo entregó wild cards para clubes de Rusia, Turquía, Francia y Alemania, con el fin de que las Ligas dominadas por sus Federaciones no huyesen al torneo de la FIBA, y hará debutar a Darussafaka y Pinar Karsiyaka, los dos de Turquía.