Un año mas nos encontramos ante el comienzo de la competición de clubes de más prestigio de Europa, y una temporada más los aficionados malagueños podemos disfrutar de este maravilloso torneo, y ya he perdido la cuenta de las veces que lleva disputándola el Unicaja. Cada inicio de curso, por lo menos en la última década, hacemos la misma reflexión: es decir darle el mérito que se merece el tener la oportunidad de disputar la Euroliga, aunque no por repetido deja de tener valor. Estoy convencido de que le daremos la importancia real que tiene cuando no tengamos el privilegio de poder disputarla, y espero que eso ocurra lo mas dilatado en el tiempo posible o nunca.

Jugar la máxima competición continental de clubes supone infinidad de cosas positivas para nuestro equipo. En primer lugar es un maravilloso escaparate para dar a conocerlo, para proyectar en todo el continente su nombre y por supuesto por el reclamo publicitario que ello supone. Estar en el top de los conjuntos europeos lleva de la mano tu buena clasificación en tu propia liga, lo que significa estar entre los elegidos. Eso hace que a la hora de fichar jugadores tengas un as en la manga, además del montante económico, para decantar la balanza a tu favor en el momento de las contrataciones y así poder seguir teniendo una plantilla competitiva y de calidad.

Otro año más que pasarán por el Martín Carpena equipos de la talla del Maccabi o el CSKA y otros, quizás no con tanto nombre, pero que son conjuntos sólidos y con gente de muchos quilates, lo que hará de cada jueves, pero sobre todo los viernes, noches de espectáculo y buen baloncesto.

Más si cabe después del buen sabor de boca y la ilusión que generó el cuadro verde tras la disputa de la Supercopa en tierras malagueñas y de la primera sufrida, aunque tremendamente valiosa, victoria en la Liga Endesa ante el conjunto pimentonero. Ayer se abrió el telón de ese lujo que supone jugar la Euroliga y que nos puede dar la sensación de normalidad o restarle valor al haberse convertido en un «lujo habitual», aunque no por ello deja de ser un producto de alta gama, que debemos cuidar y luchar por mantener.

Y comenzaba con la visita del Brose Baskets, una escuadra, la alemana, que siempre ha planteado muchos problemas al Unicaja en sus visitas al coliseo malagueño y que se ha reforzado con hasta seis jugadores, entre los que destacan por encima del resto el griego Zisis y el italiano Melli.

Estreno con una victoria trabajada y cimentada principalmente en un tercer cuarto en el que el conjunto malagueño desbordó al equipo teutón con un Kuzminskas pletórico e imparable (vamos a disfrutarlo todo lo que podamos porque no creo que nos dure mucho el lituano). Lo dicho, apreciemos, disfrutemos y colaboremos llenando cada jueves o viernes, según toque, para poder seguir formando parte de este lujo que supone jugar cada año la Euroliga.