El Unicaja viaja hoy a Tel Aviv desde primera hora de la mañana, vía Barcelona, para afrontar mañana a partir de las 20.05 horas (Movistar+) la segunda jornada de la primera fase de la Euroliga en la mítica pista del Maccabi, el multicampeón de la Liga de Israel.

Los verdes visitan una de las canchas más complicadas de Europa, aunque el club de Los Guindos ya sabe lo que es ganar en «La Mano de Elías». Hasta tres veces ha conseguido el equipo cajista regresar con la victoria en la maleta, de las ocho visitas que ha hecho al Maccabi en la máxima competición continental. El Unicaja de Bozidar Maljkovic, en 2002; el Unicaja de Aíto García Reneses, en 2008; y el Unicaja de Jasmin Repesa, hace ahora casi tres años, lograron conquistar Tierra Santa. Se puede decir, sin duda, que es la cancha importante de Europa en la que el Unicaja ha sacado mejores resultados a lo largo de su trayectoria continental.

El choque de mañana será el primer partido de la presente «eurotemporada» a domicilio para los costasoleños. Europa se ha convertido en una asignatura pendiente para Joan Plaza, que no suma buenos registros en la Euroliga desde su llegada al banquillo verde.

El entrenador catalán ha sacado del abismo al equipo, colocándolo otra vez entre los cuatro mejores de la Liga Endesa y compitiendo a buen nivel en la Copa del Rey. Pero en Europa los resultados no han sido tan llamativos, sobre todo a domicilio.

La temporada 2013/2014, la primera del técnico catalán en el banquillo costasoleño, el Unicaja jugó 12 partidos europeos fuera del Martín Carpena con un balance de 4 victorias y 8 derrotas. El curso pasado, los números fueron peores, con solo 2 victorias y 10 derrotas en las 12 salidas de la temporada continental. O sea, que de los 24 partidos de Euroliga jugados fuera de casa con Plaza como técnico, el Unicaja ha ganado solo 6 y ha perdido 18.

No será fácil mañana, pero los verdes tratarán de arrancar una victoria continental en un país en el que al equipo le ha pasado casi de todo en lo extradeportivo. Desde jugadores que no querían viajar por miedo al conflicto bélico continuo que hay en esta zona del mundo -alguno de subió al avión casi a empujones y en el último momento, en la época de Maljkovic como técnico- hasta la coincidencia en la capital hebrea con George W Bush en un viaje de Estado, lo que multiplicó las extraordinarias medidas de seguridad que siempre rodean los viajes a la ciudad israelí, pasando por el susto más gordo, hace ahora tres temporadas.

Fue el 15 de noviembre de 2012. Todo empezó sobre las 18.30 de la tarde, dos horas y media antes de la hora fijada para el inicio del partido. El equipo estaba citado a las 19 horas para salir desde el hotel de concentración hasta el Nokia Arena, nombre comercial con el que se ha conocido hasta esta temporada a la cancha de los amarillos. A esa hora, la mayor parte de los jugadores estaban en sus habitaciones terminando de preparar sus cosas. En ese momento se escuchó un fuerte impacto y de manera casi inmediata comenzaron a sonar sirenas y a pasar policías por delante del Hotel Crowne Plaza, situado en la parte más occidental de Tel Aviv.

Mientras los jugadores iban llegando al hall, los empleados del hotel les dijeron que un mortero había explotado cerca del hotel. Un representante de la Euroliga que había ido a buscarlos para acompañarles hasta la cancha de juego hizo una serie de llamadas. Había directrices muy serias: si el ejército pedía la suspensión de todos los actos en los que hubiera aglomeración de personas, el partido no se podría jugar.

Pese al caos del momento, la expedición verde se subió al autobús a la hora prevista y salió camino del pabellón. Nada más entrar fue el propio David Blatt, entrenador del Maccabi en aquel momento, el que se acercó a Jasmin Repesa para preocuparse por su situación. Blatt les pidió disculpas por las anómalas circunstancias. A esa hora ya era oficial que sí habría partido. Eso sí, justo en ese momento llegaron noticias de que el aeropuerto de Tel Aviv podía cerrarse al tráfico aéreo y que el vuelo previsto de regreso a Málaga, vía Estambul, era posible que no saliese.

Curro Segura, técnico ayudante de Repesa en aquel momento, desveló a La Opinión de Málaga las palabras que el entrenador croata dijo a sus jugadores justo antes de saltar al parqué: «Les dijo que trataran de estar centrados sólo en lo deportivo, que se olvidaran de todo lo ocurrido y que si tenían que decirnos algo, ya nos lo dirían los representantes del Maccabi o los de la Euroliga», dijo.

Tras jugar y ganar aquel partido, todavía quedaba una sorpresa más. Al llegar al hotel, los expedicionarios verdes se encontraron una octavilla que había sido introducida por debajo de la puerta de sus habitaciones con instrucciones de seguridad ante un posible ataque aéreo y cuyo texto acompaña esta información.

En definitiva, que fue un susto con final feliz. Ojalá mañana el desenlace sea el mismo (victoria), aunque no los prolegómenos.