Con poderío, como si fuera febrero o marzo, más que el cuarto partido de la temporada, en pleno mes de octubre. Con autoridad, suficiencia y casi sin sufrir. Así asaltó ayer el Unicaja la histórica pista del Maccabi. La mítica «Mano de Elías» vio anoche pasar a un Unicaja con hechuras de equipo aspirante a cualquier cosa. Fue, de verdad, una exhibición del minuto 1 al 40 de los hombre de Joan Plaza ante un rival histórico y en una pista mítica en la que el baloncesto es pura religión.

Los verdes sumaron la segunda victoria de la liguilla y dieron un puñetazo encima de la mesa continental. Ganar en Israel al multicampeón macabeo está al alcance solo de unos cuantos privilegiados. La de anoche es una victoria de muchísimo prestigio. Una inyección de moral para un equipo todavía con margen de mejora, pero cada partido que pasa con más pinta de que este curso va a ir muy en serio donde juegue, contra quien juegue y a la hora que juegue.

Plaza dijo en la previa del partido que el objetivo era ganar y si no, al menos competir. Sus jugadores respondieron al órdago de su técnico compitiendo de tú a tú con el excampeón de Europa y ganándole por 11 puntos. Sin lugar a la duda. Para que no haya excusas.

Tel Aviv volvió a ser cancha talismán para el club de Los Guindos. Es la cuarta vez en la historia que el Unicaja asalta el fortín hebreo. Siempre fue con grandes partidos -es la única manera de ganar en sitios así-, pero quizás ayer fue de una manera más contundente que las otras veces. Además, jugando a su estilo, al de ganar metiendo casi 100 puntos. El tipo de juego que más les va a ellos y que ayer hizo suyo el Unicaja.

El equipo lo bordó. Kuzminskas fue el que más llamó la atención porque prácticamente todo lo hizo bien -es el mejor alero alto de Europa sin discusión-. Pero es que Jamar Smith le dio al equipo muchísimo empaque en ataque, Markovic hizo un partido muy serio en la dirección, Hendrix demostró que es un «center» de primer nivel europeo, Nedovic sacó su talento balcánico a pasear en los 10 minutitos que jugó y Jackson se vació en la defensa con Rochestie en ese último cuarto en el que el equipo «mató» el partido. Todos los demás (Alberto, Dani Díez, Fran Vázquez, Will Thomas y Carlos Suárez) hicieron otra labor, menos vistosa, más sorda, pero igual de necesaria para el triunfo final. Hasta Germán Gabriel, ayer inédito, seguro que aportó desde el banquillo para que el resto pudiera ejecutar el plan previsto por Plaza.

Y que nadie piense que el Unicaja ganó anoche a un mal Maccabi. Para nada. El equipo de Tel Aviv quiso, lo que pasa es que no pudo. Los hebreos tienen dos jugones en el perímetro que le van a dar muchas noches de gloria a la grada de La Mano de Elías. Farmar y Rochestie las meten con una facilidad pasmosa. Davin Smith también es un jugadorazo y Trevor Mbakwe tiene muy buena pinta. Si a todos estos añadimos a Brian Randle, ahora lesionado, nos sale un equipazo que ayer, sin embargo, empequeñeció ante la colosal demostración de básket del conjunto de Joan Plaza.

La victoria verde en el ahora llamado Menora Mivtachim Arena pasa ya a formar parte de esas noches gloriosas de la historia del Unicaja en Europa. Es verdad que no vale un título ni siquiera una clasificación para el Top 16, el Top 8 o algo parecido. Es solo un triunfo de la primera liguilla. Pero... ¡¡qué triunfo!!

Fue un partido bonito. De ida y vuelta. Los puristas dirán que las defensas no existieron que si tal que si cual... pero para los que nos gusta el básket sin ataduras ni corsés fue un puñetero espectáculo 5 estrellas.

El Unicaja fue mucho mejor desde el primer cuarto. Los de Plaza salieron «enchufados» desde la línea de tres. Cuatro triples ayudaron a los verdes a estar siempre al frente, incluso con una máxima de 10 arriba, 7-17. Al Maccabi le costaba encontrar el ritmo y solo la pareja Farmar (8 puntos)-Smith (6 puntos) pudo frenar al llegar el minuto 10 a un Unicaja muy bien plantado, 21-24.

En el segundo cuarto cambió la película. El Maccabi jugó a ese estilo NBA que tanto les gusta: rebotear, correr y tirar, aunque sea en jugadas de uno contra cinco. Farmar y Rochestie ejecutaron el plan que quiso Goodes y el partido se igualó. El partido alcanzó el minuto 20 con el marcador equilibrado: 47-47.

La segunda parte el Unicaja cogió la delantera y ya no la soltó. Los de casa intentaron acercarse, pero el equipo verde siempre respondió a cada arreón de los amarillos. Incluso se dio el lujo el equipo de ganar sin sufrir en tres minutos finales con todo decidido.

Toca hoy disfrutar... pero poco. El domingo llega el Laboral Kutxa, en la Liga Endesa. Más madera.