­El Unicaja no está bien. Nada bien. Por mucho que tenga un brillante 4-0 en Europa y su balance liguero también sea ya positivo (3-2), los últimos partidos de los verdes han mostrado demasiadas sombras y muy pocas luces. Del equipo que se exhibió en Tel Aviv hace ya un par de semanas, desde luego, queda poco o casi nada. Esa es la verdad.

Dijo Joan Plaza el viernes, tras ganar al Sassari en Euroliga, que su equipo no está todavía para muchos trotes. Ayer los jugadores le dieron la razón a su técnico jugando un mal partido. Con triunfo final, es verdad, pero sufriendo y exhibiendo más voluntad que baloncesto.

Como lo único obligatorio ayer era ganar, pues habrá que darse por satisfecho con el 85-75 final, después de una prórroga que arrancó con el 69-69 que reflejó el marcador al llegar el minuto 40. Pero está claro que la imagen sigue muy lejos de lo esperado. No dudo que el espectáculo llegará al Carpena con el paso de las semanas, pero, de momento, el que quiera diversión que vaya al Cervantes o al Alameda. En el Palacio, ahora mismo, se sufre más que otra cosa.

Habrá que pensar que las pocas horas de descanso que tuvo el equipo verde desde el final del partido europeo del viernes noche contra el Sassari hasta el mediodía de ayer, igualaron las fuerzas. En realidad es que no se me ocurre ninguna otra excusa.

La verdad es que el Unicaja lo tenía ayer todo de cara para darse un buen homenaje. Los de La Laguna llegaron a Málaga cargados de malas sensaciones, contando sus partidos por derrotas, sin su jugador franquicia, Sekulic, lesionado, sin el excajista Saúl Blanco, titularísimo en su perímetro, y con Xavi Rey -que hizo demasiado daño, por cierto- fichado por el Estudiantes a partir de hoy mismo. Tampoco contó con su nuevo entrenador en el banquillo, Txus Vidorreta, llegado esta misma semana para apagar el fuego en la isla, y que vio la «casi machada» de los suyos sentado en el palco del Carpena.

En un día perfecto para dar espectáculo y para crecer como equipo, pues nada de nada. Al contrario, el Carpena lo pasó regular tirando a mal, sobre todo en el esprint final del último cuarto, cuando el Iberostar se puso por delante y el partido amenazó ruina.

Vayamos con algunos nombres propios de la mañana. Dani Díez y Richard Hendrix fueron dos de los más entonados. El alero, titular ayer, ayudó en el rebote y tomó iniciativa en ataque. El americano hizo daño en la pintura y solo las faltas evitaron que engordara más sus números (12 puntos y 5 rebotes). Ahora el objetivo es seguir por este camino y ser más regulares.

Mención especial también para Jamar Smith. Cuando el sol más calentaba, se sacó un 2+1 que devolvió la ventaja al equipo, justo antes de la prórroga. Ya en el tiempo extra acertó con un triple que puso el 76-71 y que fue el principio del fin para los de Tenerife. Fue el máximo anotador cajista (15 puntos) y dio pinceladas de lo que se espera de él.

El que ayer volvió a fallar fue Nemanja Nedovic. Salió como base titular, jugó los primeros cinco minutos... y ya no volvió más a la pista. Vamos, un «banquillazo» en toda regla. Plaza lo disculpó en la rueda de prensa, pero el caso es que el serbio no tiene el protagonismo esperado y eso obliga a que Markovic juegue demasiado, más de 31 minutos ayer.

En definitiva, que habrá que seguir teniendo paciencia para ver hasta dónde podemos llegar y, sobre todo, para ver el potencial real del equipo. De momento, el 3-2 en Liga es un aceptable balance pensando en que está en juego llegar a la Copa del Rey como cabezas de serie. En Europa sí que es todo de color de rosa con ese contundente 4-0 en la víspera del partidazo del viernes que viene, en Moscú, ante el CSKA, el otro invicto del «eurogrupo» cajista. Y después, el domingo, el derbi en Sevilla. Semana chula de básket.