El calendario, tan ilusionante como caprichoso, embarcará al Unicaja de Málaga en una larga travesía por media Europa y España. La victoria y un óptimo rendimiento se mediran en kilómetros durantes las próximas dos semanas. ¿La plantilla malagueña será capaz de equilibrar un equipaje impoluto para la Euroliga con una mochila cargada de dudas para la Liga Endesa? Ahí jugará un papel esencial la dirección de Joan Plaza.

El Unicaja cuenta por victorias todos sus encuentros en la máxima competición europea, pero en la quinta jornada, chocará contra un muro díficil de derribar: el CSKA Moscú -equipo que también ostenta la condición de invicto-.

Ante el poderío económico y de plantilla del conjunto ruso, los cajitas partirán también con la desventaja de acumular el desgaste de un vuelo de dos horas y cerca de 4.000 kilómetros recorridos.

Si complicado será buscar una fórmula para atacar los puntos débiles de un elenco de estrellas del baloncesto europeo, aún más agilizar los trámites del visado para pisar suelo moscovita y combatir el tráfico de una ciudad en la que el tiempo se mide en un reloj de área.

Con solo un entrenamiento, a primera hora del jueves, los de Joan Plaza iniciarán el viernes a las 18 horas un apasionante pulso ante uno de los favoritos para acceder a la Final Four.

Sin tiempo para descansar, tocará dejar atrás la bufanda de la gélida Moscú ya que la madrugada del viernes al sábado marcará el retorno a Málaga.

El autobús cajista recogerá a los jugadores en el aeropuerto Pablo Ruiz Picasso para iniciar un nuevo trayecto. 230 kilómetros los separan de Sevilla. Durante el viaje, Joan Plaza reseteará a su conjunto con el objetivo de mejorar sensaciones en la liga doméstica, con solo una sesión previa de entrenamiento. El domingo, a las 13 horas, el Baloncesto Sevilla espera en San Pablo.

Los costasoleños, tras un breve descanso en casa para recargar de garra y empuje el equipaje, emprenderán el jueves 20 de noviembre otros 1.189 kilómetros y más de cinco horas de viaje de Málaga a Nuremberg -vía Zúrich-.

Una vez en tierras alemanas, un desplazamiento en carretera hasta Bamberg dejará al Unicaja en dispocisión para medirse el viernes 21 al Brose Baskets.

Allí pernoctarán, pero al día siguiente del encuentro de Euroliga, comenzará un nuevo retorno de locos a Barcelona desde Frankfurt.

Primero por carretera de Nuremberg a Frankfurt y después, 1.094 kilómetros de vuelo con destino a la capital condal. Desde allí, 3 horas de autobús hacia Andorra para completar el domingo 21 el partido sin entrenar ante el MoraBanc Andorra (13 horas). La vuelta a Málaga, de nuevo en autobús hasta Barcelona y avión hasta Málaga para llegar ya de noche.

Un exigente calendario que pedirá el máximo del Unicaja. En la competición liguera, las dudas y sensasiones dispares deberían quedar erradicadas por un juego competitivo y con mejor porcentaje de tiro. Y por otro lado, el equipaje impoluto de la Euroliga tendría que permanecer con los mínimos desperfectos posibles después de superar dos citas exigentes.