­A expensas de que la asamblea de la Euroliga ratifique la nueva competición parida el martes por la noche en Barcelona por los 11 clubes con Licencia A, el Unicaja asume la mala situación en la que queda y atisba un futuro, más pronto que tarde, en la también renovada Eurocup, la segunda competición continental.

La nueva Euroliga de 16 clubes ha cerrado las puertas, a cal y canto, del Unicaja. Ni los 16 años en la competición -los últimos 15 consecutivos- ni el hecho de llevar jugando la última década el Top 16 ni el poderío y solidez del propietario del club... Nada de eso le ha servido a la Euroliga, que cede ahora su organización a IMG durante diez años.

El trabajo en los despachos hecho en su día, y que ha permitido al Unicaja estar en la elite a pesar de no jugar Copas del Rey y quedarse fuera de varios play off por el título, ahora no ha surtido efecto. El Baskonia, socio fundador de la Euroliga, le ha cogido la delantera. Y ahora ha sabido jugar sus cartas, desde el verano pasado, cuando se quedó con una Licencia A que perdió el Unicaja. Con presencia en el «board» de la Euroliga, el Baskonia fue uno de los clubes que impuso las reglas por las que se juzgó al Unicaja. Ese traje a medida no ha encontrado un tijeretazo adecuado en Málaga. El club, desde la presidencia pasando por la secretaría técnica, no ha podido mantener el estatus que ha vivido el club en el pasado lustro.

Ha sido, además, inesperado. El propio Unicaja no aguardaba todavía una resolución tan firme, un anuncio incluso oficial en la web de la Euroliga, que supone un golpe en la línea de flotación de la entidad de Los Guindos. La Euroliga anunció un nuevo modelo de gestión y de competición, pero totalmente cogido con alfileres.

El Unicaja, siendo campeón de Euroliga, no podrá jugar la próxima temporada la máxima competición continental, en la que sólo participarán 16 clubes: 11 con Licencia A, tres campeones de ligas europeas (VTB League, Alemania y Liga Adriática o Liga turca), el campeón de la Eurocup y un ganador de una fase de clasificación en el que estarán ocho clubes. O sea que, el campeón de la ACB -supongan- que es el Unicaja tampoco estará. Un golpe también para la competición española, que pierde, sin duda, un atractivo vital y un premio al campeón o, al menos, a su finalista. Cuando el Unicaja tenía Licencia A, la Liga Endesa sí podía llevar a un equipo, con Licencia B. Ahora, ni eso.

Y es que al Unicaja, siendo maquiavélicos, le interesaría incluso caer eliminado de la Euroliga, no pasar al Top 16, y pasar a disputar la Eurocup. Porque el campeón de la segunda competición europea sí que tendrá una plaza. De locos. Por supuesto, el Unicaja seguirá compitiendo. Mañana, en Moscú.

¿Invitación al Unicaja? Fuentes consultadas por este periódico explicaron ayer que la Euroliga desea «compensar» a varios equipos y varias ligas, ofreciéndoles una invitación. No para disputar el torneo, sino para jugar esa fase previa ideada, con ocho clubes, del que no se sabe ni siquiera cómo acceder ni cuál es su método de clasificación. Caótico... Según estas fuentes, el Unicaja sería uno de los equipos que recibiría una invitación directa para disputar el torneo, además de otros tres más: Khimki, Darussafaka Dogus y Bayern Munich.

La Euroliga desea contentar a tres entidades muy poderosas en lo económico y que, además, no poseen ligas organizadas por clubes, sino que están en manos de sus federaciones. Y la Euroliga teme que la FIBA, en su intento por sacar adelante su competición, atraigan con su ofrecimiento a estos equipos poderosos y ricos de Rusia, Turquía y Alemania. Además de los tres mencionados, hay una larga lista: Lokomotiv Kuban, Unics Kazan, Zenit San Petersburgo, Galatasaray, Besiktas, Alba Berlín, Bamberg... La invitación sería un «gesto». Insuficiente.

La última asamblea de la Euroliga ya había aceptado estudiar un nuevo método de competición, incluso se discutió sobre la reducción a 16 equipos, con la intromisión de la FIBA. Pero la nota enviada por la Euroliga ha dejado descolocados a muchos actores del básket europeo. Sus lagunas son amplísimas. No se habla ni de ascensos ni de descensos, como se consensuó en la asamblea de mayo de este año, y ese sistema de competición piramidal ha quedado en el olvido.

El Unicaja prefirió reservarse ayer su opinión hasta tener información clara y concisa de lo que quiere la Euroliga. No habló ni el presidente, Eduardo García, ni el secretario técnico, Carlos Jiménez, los dos hombres que habitualmente acuden a las reuniones de la competición y que se encargan de hacer también ese importante trabajo de despachos.

El Unicaja, que con tanta maestría había sabido jugar sus cartas estos años, aguantando en Euroliga mientras se desangraba y quedaba noveno en la ACB, no ha sabido reaccionar ante el problema que se le venía encima. Y, contra lo que se le había avanzado, se le ha arrebatado su participación virtual en la próxima Euroliga. Lo dicho, ni siendo campeón de la Euroliga ni de la ACB tendría opciones de estar presente.

Más partidos en menos tiempo. La Euroliga debe dar ahora muchas explicaciones. Porque en su nuevo plan se abre un sistema de competición que no cuadra con el baloncesto actual. Lo aprobado por los 11 equipos con Licencia A (Anadolu Efes, CSKA, EA7 Emporio Armani Milan, FC Barcelona, Fenerbahce, Laboral Kutxa, Maccabi Tel Aviv, Olympiacos, Panathinaikos, Real Madrid y Zalgiris Kaunas) choca con el anuncio de la FIBA de abrir dos o tres ventanas para que jueguen las selecciones nacionales.

La nueva Euroliga tendrá más semanas de competición que la actual, cuando organizadores, clubes y jugadores claman al cielo en aras de un calendario más «humano». Esta actual Euroliga que está en disputa cuenta con 10 jornadas de Fase Regular más 14 de Top 16. En total, 24 partidos. O sea, 24 semanas. La nueva Euroliga tiene seis partidos más. Un mes y medio más de competición. Porque se mantiene el Top 8 al mejor de cinco partidos y la Final Four. La FIBA aprieta y, probablemente, ha anticipado el movimiento de los clubes.

No es el fin del mundo para el Unicaja, por supuesto; pero el club se ve abocado a competir sí o sí en la Eurocup, ya que esa fase previa, ante equipos poderosos, no parece un buen remedio. Está por ver si llega esa invitación. De lo contrario será condición sine qua non estar en lo más alto de la ACB, con la presión añadida de no permitirte un mal play off ni una eliminación inesperada.

No a la FIBA. Lo que sí que descarta el Unicaja, según se ha explicado a este periódico, es cambiar de caballo ahora y alistarse junto a la FIBA. Se ve, desde el club, la nueva Eurocup -idéntica a esta Euroliga- como un buen escenario para ilusionar. Habrá muy buenos equipos -la reducción de la Euroliga de 24 a 16 deja a ocho «euroequipos» tirados- y la realidad palpable de poder luchar por un título. En la Euroliga, la flauta sonó en 2007 con la Final Four, pero el tope está en el Top 16. En la Eurocup sí que hay opciones reales de lograr un título. Son, desde luego, reflexiones hechas desde el victimismo y el conocimiento de que la Euroliga, por desgracia, es historia.