Bertomeu y otros dirigentes del deporte quieren hacernos creer que el dinero da la felicidad. Para qué vamos a hablar de méritos deportivos si podemos asegurarnos un buen fajo de billetes. El problema es que a veces el deporte se rebela contra estas prácticas. En este periódico se habló ayer de la situación de equipos como el Real Madrid, el Maccabi o el Armani Milán, históricos con plaza vitalicia en la Euroliga que se encuentran muy cerca de su eliminación en esta primera fase de la competición.

En un caso muy similar se encuentra el próximo rival del equipo de Joan Plaza, el poderoso Dogus Darussafaka. El nuevo rico del baloncesto europeo, con inversiones millonarias en el equipo y en el patrocinio de la competición, tiene un panorama desolador por delante. Con sólo tres victorias en siete partidos afronta una parte final del calendario demoledora, recibe en Estambul a Málaga y Maccabi, en la última jornada y en medio visitan en Moscú al CSKA. Vamos, tres partidos muy difíciles.

Para evitar el desastre el propietario del equipo, Ferit Faik Sahenk, el cuarto hombre mas rico de Turquía, ha tirado de nuevo de talonario y ha fichado jugadores. Nada más perder en Málaga se incorporó al equipo Scottie Wilbekin. El escolta había firmado cuatro años con los Sixers de Philadelphia pero fue cortado ante el mal inicio del equipo de la ciudad del amor fraterno. Wilbekin es un gran defensor al que no asustan los grandes retos. Miembro de una familia muy religiosa, su padre Svend alterna las funciones de entrenador de High Schooll y Pastor, es el mayor de tres hermanos. Los tres juegan al baloncesto a gran nivel. Scottie en el Dogus, Mitchell en Wake Forest en la NCAA y el pequeño Andrew en The Rock High Scholl. Formado en la Universidad de Florida con Billy Donovan, Scottie comenzó su carrera en la NCAA con solo 17 años. Jugando para su padre siempre jugó con niños mayores.

Cuando tenía cuatro años jugaba la liga de seis años y con siete en el equipo de nueve, por eso cuando le propusieron saltarse el ultimo año de secundaria y jugar para los Gators de Florida no se lo pensó. Apuro los exámenes, aprobó todo y se presento en el campus un año antes. Su padre asegura que hasta ese momento no se dio cuenta del buen jugador que era «cuando lo estaba entrenando buscaba sus puntos débiles para que mejorará y eso me impedía apreciar con claridad sus grandes fortalezas. Ahora desde la grada puedo verlo en toda su plenitud».

Wilbekin no ha conseguido cambiar sólo con su presencia la errática marcha del Dogus, en la Liga turca presenta un balance de cuatro victorias y cuatro derrotas, pero es más madera para un árbol que ya esta sobrado de efectivos. Unicaja vivirá un infierno en Turquía, la gran ventaja es que el equipo de la costa del sol ya ha hecho los deberes y Joan Plaza y sus jugadores pueden afrontar el partido con tranquilidad. En la situación actual del equipo turco y la Euroliga ir a jugársela a Estambul hubiera sido una misión casi imposible. Suerte.