La primera vez que Guymon tocó una pelota de baloncesto tenía cuatro años. Recuerda que jugaba partidos de baloncesto contra su hermano, diez años mayor, en el patio de su casa. A pesar de la ventaja de 18 puntos sobre 20 siempre perdía. Fue creciendo y la ventaja en puntos fue disminuyendo, pero hasta que cumplió los 15 años no fue capaz de ganar ningún partido en el patio de su casa. Nacido en Nuevo México, lideró a la universidad de su estado al título de la NAIA. Los Cincinnati Royals le eligieron en el draft de la NBA y los Chaparrals Dallas en el de la ABA pero la suerte no estaba de su lado. Cuando iba a debutar en la NBA una hepatitis infecciosa le apartó del baloncesto durante un año. Una vez recuperado lo intentó con los Phoenix Suns pero fue cortado y decidió emigrar a Gran Bretaña. Allí lideró al Crystal Palace al título inglés y a los cuartos de final de la extinta Recopa de Europa, el mayor logro conseguido nunca por un equipo inglés. Para muchos Guymon es el mejor americano que ha jugado en la isla y para todos es el mejor entrenador de jóvenes jugadores del Reino Unido. Su mayor obra, convertir en tres años a un jugador de fútbol con una pierna rota en una elección de primera ronda del draft de la NBA. Su milagro se llama Joel Freeland.

Joel Freeland nació en Aldershot pero se crió en Farnham, Western Surrey, al igual que la superestrella del rugby Jonny Wilkinson. El fútbol fue su primer deporte, la gran afición familiar, pero con 15 años jugando un partido se rompió la pierna izquierda. Era verano, el campo estaba muy duro y jugaba con botas de tacos. Su bota se clavó en la tierra y su pierna se rompió. Tardó un año en recuperarse físicamente aunque mentalmente no se recuperaría nunca. Su miedo a las entradas de los defensas rivales le llevó a dejar el fútbol. Su profesor de educación física le habló del baloncesto y comenzó su idilio con el balón naranja. En unos meses de práctica llamo la atención del TASS (Programa de becas para atletas talentosos) y Bev, la mujer de Guymon, le reclutó. Jimmie estaba pensando en retirarse pero la llegada de Joel a su equipo, Solent Stars, le hizo reconsiderar su decisión. El padre de Freeland lo llevaba todos los días a Southampton y Guymon entrenaba con él sin descanso, fines de semana incluidos, para inculcarle los fundamentos básicos del baloncesto. Guymon recuerda que cuando llegó «era dinamita en los dos primeros minutos en la cancha y después desaparecía». Era como un jugador de futbol que tiene sus descansos en el área mientras sus compañeros defienden. «Saber que cuando sus pulmones ardían tenía que seguir jugando duro fue su primera lección».

Sus malas notas le alejaron de la NCAA y le llevaron a Gran Canaria. Allí completó su maravillosa formación bajo la supervisión de Roberto Orellana y Armando Guerrero. En su primer día de entrenamiento en la isla acabó vomitando después de 20 minutos de entrenamiento, pero Joel nunca se rindió. Sólo pensaba en trabajar, trabajar y cuando tenía que descansar, volver a trabajar. Cumplió su sueño en la NBA con los Portland Trail Blazers, debutó con el equipo de la RIP CITY ante los glamurosos Lakers de Kobe Bryant, Pau Gasol, Dwight Howard y Steve Nash con victoria y mañana vuelve al Carpena como el segundo jugador mejor pagado del continente y como el líder de un CSKA que quiere la Euroliga pero que si pierde ante Unicaja quedará segundo de grupo por detrás del equipo de la Costa del Sol. Suerte… a los verdes.