El Martín Carpena tiene la llave para que el Unicaja juegue el próximo mes de abril el Top 8 de la Euroliga, por segunda vez en su historia. Así de fácil... o de difícil, según se mire. Los partidos de casa siempre son decisivos en la máxima competición continental para ir cumpliendo objetivos, pero sobre todo son claves cuando llega el Top 16, en el que las victorias a domicilio están especialmente caras.

Pasado mañana, jueves, a partir de las 20.45 horas, el Unicaja recibe en el Palacio al Cedevita de Zagreb, en la tercera jornada de esta segunda fase continental. El equipo de Joan Plaza buscará ante los croatas su segunda victoria en esta fase, tras la lograda en la jornada inicial ante el Darussafaka turco, precisamente en el Martín Carpena.

El equipo verde, que llega a esta jornada con un balance equilibrado en la tabla (1-1), es consciente de que si suma por victorias los seis partidos que tiene pendientes al amparo de la «marea verde», el pase al Top 8 estará virtualmente asegurado. Es cierto que con un triunfo más (8), el acceso a cuartos estaría garantizado, pero con la igualdad que se supone en este Grupo E, siete victorias y un buen average con los rivales directos parece que será suficiente para conseguir el ansiado objetivo.

Y es que si echamos un vistazo a la historia reciente, las estadísticas avalan estas «cuentas de la lechera». Hace tres temporadas que el formato del Top 16 de la Euroliga cambió a dos grupos de 8 equipos, que es el que rige en la actualidad. El número de victorias que han sido necesarias para acceder al play off de cuartos de final desde entonces ha variado según la temporada. Así, en la 2012/13, la primer campaña con este sistema de competición, los cuartos clasificados de cada grupo, últimos en conseguir billete para el Top 8, sumaron 8 triunfos (Laboral Kutxa) y 9 victorias (Panathinaikos). Fue la temporada más «exigente» para estar en el cruce previo a la disputa de la Final Four.

Al año siguiente, los cuartos clasificados de los dos grupos del Top 16 fueron Galatasaray y Panathinaikos, ambos con 7 victorias. La temporada pasada, el Anadolu Efes turco se clasificó consiguiendo tan sólo 6 victorias, mientras que en el otro grupo, el Panathinaikos pasó a cuartos de final también con la «mágica» cifra de 7 partidos ganados.

El Carpena, un fortín. El reto que tienen por delante los verdes no es sencillo, pero lo cierto es que el Unicaja es un equipo bastante solvente en Europa cuando juega como local. De hecho, de los últimos diez partidos que el Unicaja ha jugado en la Euroliga ante su afición ha ganado 7 y solo ha perdido tres (ante el CSKA, dos veces, y frente al Fenerbahce turco). Y con una salvedad, uno de ellos, el último ante el campeón ruso, fue en la última jornada de la primera fase de la presente Euroliga, sin nada ya en juego, y con la apariencia de que una derrota ante los rusos era incluso más positiva que una victoria porque el otro grupo del Top 16 tenía muchos más cocos que éste, en el que le ha tocado al Unicaja seguir en la máxima competición continental.

Por el Carpena han pasado en Euroliga y caído, de forma sucesiva en los últimos 12 meses, el Nizhny ruso, Efes turco, Laboral Kutxa, Brose alemán, Dinamo Sassari italiano, Maccabi de Tel Aviv israelí y Darussafaka turco (dos veces).

Es evidente que el Palacio es una de las pistas más duras de Europa, sobre todo cuando hay buen ambiente, algo que el club quiere fomentar de cara a los próximos «europartidos».