Necesitaba el Unicaja una semana redonda, perfecta, colosal. Con victorias solventes y creíbles. Con solidez, sin fisuras, sin bajones. Con 40 minutos completos. 80 buenos minutos. Qué digo, buenísimos. Y lo ha hecho. El jueves desnudó con mimo al campeón de Croacia, el Cedevita. Y ayer el Unicaja le arrancó la vestimenta a zarpazos al RETABet.es. Es el colista, cierto es. Pero llegaba tras ganar dos partidos consecutivos. Y ayer tuvo que sacar la bandera blanca. Porque el Unicaja lo demolió a base de triples y baloncesto. Se divirtió el equipo, se subieron al carro jugadores que han estado algo perdidos para la causa, como Díez, como Suárez, como Fran. Una semana perfecta para ellos. Para el Unicaja. Para su credibilidad. Para depender de sí mismo para jugar la Copa.

El Unicaja, ahora sí, parece haber iniciado la mutación. Hacia lo que quiere ser. Hacia lo que debe ser. Para ser el equipo que se edificó, ideó y construyó. Para aspirar, al menos, a competir de tú a tú con todos. Ahora, para que esta transformación se complete con éxito, llega una semana de grandes miras. Belgrado en Euroliga y Real Madrid en Liga Endesa. Para dar un puñetazo sobre la mesa en el Top 16. Y para sacar billete a la Copa de A Coruña del mes de febrero. Dos retos que pondrán al Unicaja, verdaderamente, donde le corresponde.

Lo importante ayer era ganar y obtener la máxima renta posible. Y, si además, se vio, por momentos muy buen baloncesto, con jugadores que van entrando en dinámica -Dani Díez o Carlos Suárez- pues miel sobre hojuelas. El equipo ganó por 39 y jugó un muy buen partido, algo que suele pasar cuando a la tensión y actividad defensiva se le une el acierto. No ha estado demasiado fino el Unicaja en todo lo que va de Liga. No ha anotado con regularidad ni solvencia desde la línea de tres, la llave del actual baloncesto moderno. Y ya mejor ni hablamos del horroroso problema del tiro libre, con porcentajes de infantiles. Pues ayer: 13 de 13 desde la línea de personal. Un pleno. Querer es poder. 20 asistencias contra 10. 37 rebotes ante 24... Todos los datos son abrumadores.

De todo lo malo que hemos vivido en la ACB no hubo ni rastro ayer en el Martín Carpena. De hecho, el Unicaja rompió el partido gracias a su extraordinario acierto desde la línea de tres en un par de minutos que resultaron letales. El Unicaja anotó seis triples consecutivos, con una única canasta de dos mezclada en esa borrachera de tres.

Con un apretado 10-9, Thomas abrió la lata. Y al americano -el cinco de Plaza de ayer tenía a cinco jugadores de EEUU (todos menos Cooley) más Kuzminskas- le siguió el base DeMarcus Nelson, sobre la bocina, desde una esquina. El último en llegar a Málaga tiene una mecánica un poco estridente. No es su punto fuerte. A él, lo que de verdad le «pone» es penetrar y rectificar en el aire. Eso lo hace a las mil maravillas. Pero esta vez se vio con el «marrón» de tener que tirar o comerse la posesión. Y la bola entró. Repitió Thomas y le siguió Dani Díez para cerrar el primer cuarto: 22-14. Un parcial de 12-5.

Saludó el cuarto Fran Vázquez, debajo del aro, y después llegaron sendas «bombas» de Jackson y Suárez, en pleno rectificado: 30-14. El trabajo ya estaba hecho y ya se trataba de intercambiar golpes, ser rocosos y agresivos en defensa y tratar de ir consolidando y aumentando la ventaja en el electrónico. Y eso fue lo que hizo el equipo de Joan Plaza. Sin prisa pero sin pausa, ante la zona que ordenó Porfi Fisac, y el desquiciamiento de sus jugadores.

Doblas cometió la tercera y Grimau, en pleno tiempo muerto, se ganó una técnica por protestar. Quizá no le faltaba razón... El trío arbitral estaba demasiado quisquilloso. Mucho concierto de pito, muchas «faltitas», en un partido de guante blanco, que no tenía ninguna complicación. Esa técnica le dio a Díez tres tiros libres (le pitaron falta) y cuando el balón se puso en juego, Alberto Díaz anotó sus primeros puntos y el RETABet.es miró al electrónico. Y lo que vio le pesó como una losa de plomo: 39-20.

Tras el descanso (43-27), Jamar Smith quiso unirse a la fiesta del triple. Al fin y al cabo, él es el «Pistolero». Así que sacó el revólver y tiró a todo lo que se movía: 53-29 (a 7:46). El Unicaja se las prometía muy feliz. Debía ganar. Y hacerlo por la máxima renta posible, por lo que pueda pasar en la última jornada. Pero Urtasun aprovechó un par de minutos de relajación y rebajó la diferencia a «sólo» 15: 55-40.

Pero fue un espejismo que Thomas rompió colgándose del aro. Smith volvió a disparar y Nelson anotó su segundo triple. Jackson puso el colofón con un costa a costa, tras saque de fondo, a 4 segundos del final del cuarto, que culminó a ocho metros y medio: 70-41. Y lo que pareció una simple reacción mutó en un aplastamiento total, en un brutal exhibición, ante un rival herido y caído. El parcial fue de 28-3: de 55-40 a 83-43. Y al final, con el Carpena haciendo la ola: 94-55. Ahora, calculadoras en mano. Empate con Andorra, Bilbao y Fuenlabrada. El average es verde. Hay que ganar en Madrid. O esperar...