Aviso: No le voy a poner hoy ni un solo paño caliente al lamentable desenlace de la primera vuelta liguera vivido ayer por el Unicaja, derrotado en Madrid y eliminado de la fase final de la Copa del Rey del próximo mes en A Coruña por los triunfos paralelos de Bilbao y, sobre todo, Fuenlabrada.

No voy a buscar la más mínima excusa porque que el Unicaja se haya quedado fuera del torneo del k.o. es absurdo. Un sinsentido. Un FRACASO ESTREPITOSO. Así, con todas las letras. En mayúscula, en negrita y subrayado. Y es que no hay razón lógica ni argumento coherente que mitigue el dolor de mirar hoy la clasificación y ver a los verdes fuera de la zona de los «elegidos» para el torneo coruñés.

Nadie en el club puede hoy autoexculparse de este descalabro. Porque el fracaso es de TODOS. Desde el presidente, a la plantilla, pasando por el secretario técnico y todo el staff liderado por Joan Plaza. Sumar 8 victorias en 17 jornadas, ganar dos partidos fuera de casa en cuatro meses de ACB y ser incapaz de ganar a ninguno de los seis primeros clasificados de esta Liga Endesa en toda la primera vuelta tiene hoy la consecuencia de la eliminación copera. Inesperada, pero merecida. Triste, pero real. Decepcionante, pero ya demasiado repetitiva en los últimos tiempos.

El Fuenlabrada jugará la Copa y el Unicaja, no. Sí, como se lo estoy contando. Ese equipo madrileño que malvive cada temporada con un presupuesto irrisorio -tres o cuatro veces menor que el del Unicaja-, ese equipo humilde que hace siete meses descendió al infierno de la LEB y que solo los eternos problemas de papeleo entre el Burgos y la ACB logró salvar de la quema en los despachos, ese mismo equipo, ahora llamado Montakit Fuenlabrada, sí estará en A Coruña, mientras el Unicaja tendrá que esconder sus vergüenzas en casita esperando tiempos mejores.

La eliminación llegó, para mayor dolor, tras una de las mejores versiones de los verdes a domicilio esta temporada. Porque el Unicaja jugó un buen partido en Madrid. Una cosa no quita la otra. Con buena actitud y con mucha concentración. No le perdió la cara al rival en ningún momento y estuvo más tiempo por delante que por detrás de los merengues en el marcador. Eso sí, le faltó en el esprint final lo de casi siempre: algo de suerte y también más talento. Y es que Nelson no es Granger, Jackson no es Toolson, nadie hace el trabajo sucio de Stefansson... y así sucesivamente.

Sobra decir que esta derrota en el BarclayCard Center no es la que ha condenado al equipo en su lucha por intentar alcanzar la Copa. Todo lo contrario. Si el Unicaja jugara siempre como ayer, a estas horas estaríamos todos pendientes del sorteo de Copa y, casi seguro, con el equipo metido en el bombo de los cabezas de serie.

La Copa no se escapó en Madrid. La Copa se evaporó el día de Andorra, el de Sevilla, el de Bilbao, el de Zaragoza... Demasiados malos partidos para un equipo que antes de romperse en verano por el capricho de sus dirigentes y/o entrenador había sido 21 jornadas líder de la Liga pasada, semifinalista de la Copa y también semifinalista de la Liga. Digo yo que tan mala no podía ser aquella plantilla para que solo sobrevivan cinco jugadores, incluido el que está desterrado de su posición natural a otra en la que ni es letal ni marca la más mínima diferencia ni se le ve feliz.

El desenlace de ayer fue, además, muy cruel para el Unicaja. Cuando acabó el partido de Madrid, con el 85-80 en contra, el Fuenlabrada perdía por 7 en Zaragoza. El problema es que había un desfase de cuatro minutos entre uno y otro partido. Y el «Fuenla» aprovechó esos 240 segundos para remontar al CAI y colarse en la Copa mientras los jugadores cajistas asistían, vía Twitter, desde el vestuario, al inesperado revés.

En fin. Entiendo que la gente esté hoy quemada y cabreada. Yo, también. Sé que más de uno se tiene que «comer» ahora un vuelo a A Coruña, un hotel y un abono, que compró con tiempo y que ahora no le vale para nada. Pero lo cierto es que no tiene sentido echar la vista a atrás. A partir de mañana mismo, la Copa nos tiene que importar a todos un pimiento. Hay que mirar al frente, aprender de los errores pasados y evitar que se vuelvan a repetir. Queda mucha temporada por delante y mucho por hacer. En la Euroliga hay una oportunidad muy bonita de liar una muy gorda. En la Liga, el objetivo debe ser escalar en estas próximas 17 jornadas lo más posible para encarar el play off en las mejores condiciones. Hoy debe ser para el club, sus directivos, sus técnicos y sus aficionados: el primer día del resto de la temporada. El Anadolu Efes, próximo objetivo. Toca levantarse.