Las palabras fracaso, decepción, revés, traspiés€ han sonado mucho desde que el pasado domingo se consumara la no participación del Unicaja en la próxima cita copera de A Coruña. Es cierto que el palo ha sido gordo, la marcha del equipo y las sensaciones que transmitía en los últimos partidos habían revitalizado la ilusión de meterse, aunque fuera a última hora en esa primera gran cita del baloncesto español de la temporada.

Por ello la gran decepción y por qué no, fracaso por no estar. Pero como han reconocido desde el mismo equipo, la clasificación no se perdió por la última derrota frente al Real Madrid, o por la victoria del Fuenlabrada en Zaragoza, el tren se fue perdiendo en los partidos de Sevilla, Zaragoza o Andorra, por poner un ejemplo, y en algunos casos después de venir de viajes europeos en los que se había realizado grandes encuentros con victorias importantes y de relumbrón como la del CSKA.

Esa falta de continuidad en el juego que le hizo dejarse triunfos en canchas como las anteriormente nombradas, han hecho que se llegara a la situación difícil de tener que ganar en una pista complicada y ante un rival de la entidad del conjunto blanco, para no depender de otros resultados, lo que normalmente suele salir bastante mal, como ya se vio.

Por eso quizás de también más rabia, después de realizar un gran partido en Madrid y de tener incluso bola para haberlo ganado, que se escapara, no sólo el encuentro, sino además la posibilidad de estar en la cita copera.

Una enorme decepción con la que ha tenido que convivir el grupo toda esta semana, y la mejor manera de olvidarse pronto de ello la tenían ayer, en su partido de Euroliga, una competición que estaba viendo la cara más amable de los malagueños y donde era muy importante seguir amarrando los partidos de casa para seguir con todas las opciones abiertas de cara a un ilusionante top 8.

Con esa intención salió el Unicaja anoche a la pista del Martín Carpena, y la verdad es que no realizó mal encuentro ante el potente conjunto otomano, aunque quizás la imagen que se nos queda en la retina a todos son esos cuatro minutos y medio finales donde tras un bloqueo total ofensivo se dejó escapar un triunfo que en sus tres primeros cuartos parecía mas que posible.

El equipo muestra buenas maneras y realiza minutos de muy buen juego, pero quizás todo lo que está ocurriendo siembra dudas en los momentos en los que no jugar con las ideas muy claras se paga, más si cabe cuando enfrente tiene a un equipo, el Anadolu Efes, con jugadores que no te perdonan esos despistes.

Esto no para y mañana mismo se afronta otro compromiso, uno en el que se falló en la primera vuelta, y que se torna en crucial, de cara a no entrar en una dinámica negativa y en ir recuperando poco a poco esa confianza necesaria para poder darle una cierta continuidad y consistencia a esos buenos momentos que tiene el equipo en muchas fases del partido.

Mañana mismo una nueva prueba, pero también un oportunidad de dar un paso hacia adelante.