Dura, muy dura fue la noche de ayer para todos los aficionados del Unicaja y por supuesto también para un equipo, el verde, que anoche en el Carpena vivió y sufrió uno de los partidos más flojos del año en casa, al menos los veinte minutos más duros, los de la segunda mitad, en su propio feudo. Y es que en esos dos cuartos finales se vio superado en todos los aspectos del juego y de todo lo que no es el juego propiamente dicho, por el conjunto ruso, que acribilló literalmente el aro malagueño.

Un encuentro en el que el cuadro verde tenía puestas muchas esperanzas para recuperar ese terreno perdido con la visita del Efes turco la semana pasada y para seguir esa línea hacia arriba iniciada con ciertas dudas el domingo frente al Baloncesto Sevilla. Y no salió absolutamente nada, tanto en defensa como en ataque. El Lokomotiv fue muy superior y ganó todas las pequeñas batallas. En ataque el juego era poco fluido, en cada bloqueo ellos cambiaban de hombre, y lo que se podía convertir en una ventaja, al final era un gran problema para conseguir una buena posición de lanzamiento. Y en defensa, como se sufrió con el bloqueo directo, cada acción de dos contra dos directa finalizaba con algo positivo, un tiro liberado del jugador con bola, una continuación interior del bloqueador, o un triple del jugador abierto tras buena circulación del balón.

El Loko estuvo tremendamente acertado, pero quizás el debe del Unicaja estuvo en que muchos de esos tiros se producían con poca o ninguna oposición. Es cierto que el cuadro ruso juega con sus dos jugadores interiores casi permanentemente en la línea de tres y eso crea muchas dificultades en la defensa, sobre todo si tienen la eficacia que mostró el conjunto moscovita ayer noche en un Palacio que acabó con un ambiente desangelado.

Ese quizás sea otro de los aspectos que mas tristeza me provocó en el día de ayer, ver cómo a falta de casi cinco minutos los pasillos del Martín Carpena se llenaban de gente desfilando hacia la salida. Hacía mucho que no se veía en el coso malagueño esa triste imagen y aunque nadie puede culpar la respuesta de muchos de los aficionados, no es la foto que uno desea ver y eso provocó ese final tan descorazonador, con el equipo impotente y un palacio con menos de la mitad de los aficionados.

Complicada se pone la andadura en esta Euroliga. Estos dos traspiés en casa obligan a pescar fuera lo que se ha dejado escapar aquí y con las pistas que hay que visitar, la cuestión se antoja complicada, más si cabe con el basket average que se ha ido dejando por el camino.

Esperemos, primero, que podamos recuperar a los lesionados, tocados o enfermos, y a partir de ahí poder seguir hacia delante. Eso sí, para ello es fundamental recuperar el ánimo y algunos la autoestima, apretar los dientes y mirar al frente. Esto no para y no queda otra que recuperarse sobre la marcha y no mirar atrás ni para coger impulso.

La dificultad de jugar dos competiciones tan exigentes como la Euroliga y la Liga Endesa está ahí y se sabía desde un principio, esa problemática no va a desaparecer, por ello hay que intentar convivir con ella de la mejor manera posible. Después de la tormenta, siempre viene la calma.