­Lo único que valía ayer en La Laguna era ganar. Y se hizo. Dos meses después del último triunfo a domicilio en la ACB, en Badalona, el Unicaja sumó lejos de Málaga, en una pista complicada, ante un rival con puntos en las manos y a pesar de una especie de maldición que requiere, de forma urgente, la intervención de un curandero. El 57-64 ante el Iberostar Tenerife queda aplastado por la realidad dura y cruda que supone perder al único escolta medio fiable del equipo: Jamar Smith. En el calentamiento pisó un balón tras intentar un alley oop y se fracturó el tobillo. En pleno «shock» por ver a un compañero en camilla, camino del hospital, con la pierna inmovilizada justo antes de iniciar el partido, y con Richard Hendrix vestido de calle, el Unicaja se soprepuso a la adversidad y tiró de defensa y rebote para consolidarse en la pista. Ganó que, insisto, ayer era lo único importante y trascendente, viniendo de una crisis de identidad bestial y con una plantilla sin confianza y venida a menos.

Dejó el Unicaja a un lado sus dudas y Alberto Díaz dejó claro, otra vez, que el equipo debe construirse en estos momentos a partir de él. Albertito y cuatro más. Se ha ganado a pulso, por su increíble evolución y el mal momento de sus compañeros, ser el base titular de este equipo. Por mucho que entrara por la gatera en la confección de la plantilla y que los técnicos dudasen de su idoneidad. Ya le ocurrió lo mismo a Plaza con un tal Zoran Dragic hace tres veranos e incluso hubo vía libre para rescindir el contrato de Augusto Lima. El «Zanahorio», minuto a minuto, se está ganando sus minutos y su impacto en el juego verde es ya imponderable. Eso, por desgracia, no habla nada bien ni de lo que tiene al lado ni de los que los ficharon.

Albertito, a sus 21 años, es lo único seguro a día de hoy en el Unicaja. Todo lo demás es voluble, va y viene, parece inconsistente. Como Kuzminskas, sin puntos al descanso, y que se subió al carro en la segunda mitad, con 10 puntos. Entre Thomas y Fran Vázquez sacaron adelante la batalla en la pintura y permitieron al equipo ganar, con sus segundas y hasta terceras oportunidades en ataque. Es la mejor noticia del partido, sin ninguna duda, el gran rendimiento de Fran. Cualquier paso al frente del Unicaja pasa por la mejoría del pívot. Sin ser el que fue (40% en tiros de dos ayer), el gallego ayudó muchísimo con nueve rebotes, estuvo muy bien en defensa y puso un taponcito... Ya sólo tiene a tres el récord histórico de la ACB. El cajista ya tiene 668, por los 671 que acumuló Fernando Romay.

Con el virus gástrico y la fiebre olvidados, los tobillos fueron ayer el quebradero de cabeza de la enfermería. Hendrix viajó, se probó pero no llegó. Y lo de Smith sí que es un problemón, porque, a día de hoy, entre Jackson y Nedovic no son capaces de sumar un escolta fiable. El francés, a pesar de enchufar dos triples, estuvo calamitoso, con cuatro pérdidas, escasa lectura del juego y pocas soluciones eficaces. Mejoró sus prestaciones Nedovic, que ayer en Tenerife sí que puso su increíble talento al servicio de sus compañeros. Su primer paso de salida tumbó a sus defensores, incapaces de frenarle, ni con faltas. Levantó la cabeza para repartir tres asistencias y demostró que puede ser mucho más importante de lo que se está empeñando en demostrar. Como con Fran en la pintura, cualquier evolución del equipo pasa forzosamente por su mejoría, por una subida de sus prestaciones. Y más ahora, sin Jamar Smith.

El partido en La Laguna tuvo poco brillo y mucho cemento, palustre y mono de trabajo. No fue de smoking y zapatos de lujo. Todo lo contrario. Y ahí se encontraron en su salsa tanto Alberto como Thomas, que alternó con éxito los puestos de «cuatro» y «cinco», debido a las faltas de Fran y los escasos recursos de Cooley. Hubo muy pocos puntos: 13-13 al final del primero cuarto y ventaja malagueña al descanso: 25-30. Cuando el Unicaja amenazaba con poner tierra de por medio (34-41 y 37-45) siempre respondía el cuadro de Txus Vidorreta (44-45). Una y otra vez. Hasta que en el último cuarto Nedovic, Kuzminskas y un triple de Alberto pusieron al equipo en órbita: 49-55. Luego, tras una gran circulación, invirtiendo el balón tras pasar por Fran en el interior, Jackson encontró un triple liberado: 50-58. Ahora sí, el partido estaba en el bote. Aunque esa frase no se puede pronunciar esta temporada estando de por medio el Unicaja.

El plantel verde, cómo no, volvió a atascarse: 53-58. Hasta que un ganchito de Fran rompió la sequía y, tras un robo y una contra de Kuzminskas, el Unicaja puso la máxima del encuentro: 53-62, a 2:33.

Aunque Tenerife lo intentó y Edwin Jackson trató de «ayudar» al rival con dos pérdidas, el «Pelirrojo» estuvo soberbio, forzando dos pérdidas del equipo local, y permitiendo que el Unicaja matara el partido sin atacar el aro, dejando pasar los segundos, y ganando finalmente por 57-64. No hay que lanzar las campanas al vuelo, porque el Unicaja ayer se limitó a cumplir con su obligación aunque, eso sí, da la impresión de que el equipo comienza a tomarle el pulso a la ACB. Tarde, eso sí, pero ganando cuatro de los cinco últimos partidos ligueros. Lo de ayer tiene mérito, porque ganar en estas condiciones y ascender a la sexta plaza en la ACB es positivo. Los canarios firmaron la tercera peor anotación de su historia (57 puntos), cuando hasta ayer eran el décimo mejor ataque de la Liga, con 77 de media. En estas pistas es donde se logran los play off.