El baloncesto le da a partir de hoy una segunda oportunidad al Unicaja. Como en las relaciones de pareja, como en la vida misma. Ha tenido el equipo malagueño 10 largos días para reflexionar y para cambiar. Para trabajar sobre el errores y edificar sobre lo bueno, que lo hay, aunque parezca escondido en lo más profundo del Martín Carpena. Mientras los «buenos» disputaban la Copa del Rey los «torpes» han tenido clases particulares para preparar este segundo cuatrimestre que arranca, oficialmente, esta tarde en la pista del Darussafaka turco.

En un horario atípico (18.30 horas), el equipo malagueña gozará de esa segunda oportunidad que a veces te da el deporte. Y la Euroliga se la ofrece en bandeja de plata al equipo de Joan Plaza. Eso sí, a partir de ahora ya no se puede fallar. Ni hoy en Estambul ni la próxima semana ante el Panathinaikos en casa ni la siguiente en Zagreb ante el Cedevita. Estos tres próximos encuentros dirán si el Unicaja aspira finalmente a disputar el Top 8 de la Euroliga o si esta maravillosa pugna con los mejores del Viejo Continente se transforma en un tormento de mes y medio largo hacia el sufrimiento y el agotamiento. Va a depender del propio Unicaja. De nadie más que de los cajistas.

Ya no importa ni el fracaso copero ni que el equipo haya perdido los cuatro últimos encuentros de Top 16 disputados. Aunque en la clasificación eso pesa como una losa, el Unicaja debe saltar hoy al Volkswagen Arena a competir y ganarle al Darussafaka Dogus, a ese «niño mimado» de Jordi Bertomeu, que aporta tres millones de euros al año a la Euroliga en patrocinio y que podría recibir una invitación para la próxima campaña.

La hoja de ruta marcada por Joan Plaza a partir de ahora pasa por ganar ante el colista del grupo y revitalizar así las opciones para estar en cuartos de final. Un traspié contra los de Estambul rompería todas las ecuaciones hechas hasta ahora. No se contempla.

El Darussafaka es un viejo conocido ya de del Unicaja este año. Ambos coincidieron en la Fase Regular (una victoria para cada uno) y en el Top 16 se impuso el Unicaja, con un gran Edwin Jackson, al que se le da muy bien el cuadro otomano. Los turcos, que han sido subcampeones de la Copa al caer 67-65 en el últimos segundo ante el Fenerbahce, siguen su proceso de formación tras cambiar 11 jugadores este verano. Con el curso ya en marcha se incorporaron el base-escolta Scottie Wilbekin y otro ex de los Sixers de Philadelphia de la NBA, el turco Furkan Aldemir, que se ha comprometido por cuatro temporadas.

El Unicaja no teme el ambiente del Volkswagen Arena, una cancha «tranquila» dentro de los «infiernos» que se viven en Turquía. Quizá, lo más peligroso hoy sea el propio Unicaja. Sin fichajes en la escuadra malagueña, con Richard Hendrix recuperado por fin, el equipo malagueño comienza su nueva vida en Estambul. El Top 16 le da una segunda oportunidad. Sería de necios desaprovecharla.