El Panathinaikos es de los equipos que se ha reforzado a última hora de cara a la fase final de la Euroliga. Sus tres grandes refuerzos son Marquez Haynes del Dinamo Sassari, Vince Hunter de la NDBL y el fichaje estrella de Elliot Williams de los Memphis Gizzlies. Williams no lo ha tenido fácil en la vida. Tras una exitosa carrera colegial en su Memphis natal, la prestigiosa uníversidad de Duke llamó a su puerta. Coach K le reservaba un hueco en su rotación, pero una llamada poco después de cumplir los 20 años cambio su vida. Su madre Delois, había sido diagnosticada de cáncer de mama cuando Elliot estaba en sexto grado. Aparentemente había superado la enfermedad pero meses después resurgió. La llamada de su madre anunciándole el rebrote de su enfermedad le hizo tomar una decisión drástica: pedir el traslado a la Universidad de Memphis para estar cerca de su madre. Su entrenador le apoyó en su decisión y la NCAA aceptó su traslado por causas médicas y pudo jugar de inmediato. Su llegada a Memphis supuso un salto en su juego y su madre que le acompañaba en todos los partidos desde la grada mejoró de manera ostensible. Su aportación ofensiva se disparó y ya empezó a ser conocido como el nuevo Penny Hardaway.

Todo volvía a fluir en la casa de los Williams, Elliot era elegido en el puesto 22 del draft y su carrera parecía destinada al estrellato absoluto pero de nuevo la desgracia se cruzó en su camino. En le pretemporada con Portland se dislocó la rótula de la pierna derecha y cuando se recuperó, antes de volver a jugar, se rompió la rótula de la otra pierna. Un primer año en blanco y la siguiente temporada no sería mejor, después de jugar sus mejores partidos en la liga, se dislocó el hombro izquierdo y se perdió 27 partidos. Cuando entrenaba para volver se rompió el tendón de Aquiles lo que le hizo perderse la siguiente temporada completa.

Las desgracias no terminarían ahí, durante su recuperación falleció su madre víctima del cáncer contra el que había luchado 4 años. En ese momento Elliot se refugió en el baloncesto, el juego que había compartido con su madre y que le había dado los momentos más felices de su vida. Y a partir de ahí creció para volver al primer nivel. Volvió a su zona de seguridad para crecer. Lo que debe hacer el Unicaja y Joan Plaza, volver a la zona de seguridad para crecer. Hablar de escáneres cerebrales suena a excusa sobre todo cuando todos los jugadores fichados eran suficientemente conocidos y contrastados. Quizás era más correcto decir: «pensamos que podríamos mejorar a todos los jugadores como hicimos las temporadas anteriores y no ha sido así». Reflexionar, reconocer errores y crecer desde lo bueno que tuvo este equipo hace un año y que todavía conserva. Ese debe ser el objetivo para salvar la temporada vía Liga accediendo a semifinales.

P.D. Esta noche será histórica en el Carpena y no deberían perdérsela. Nos deja uno de los mejores jugadores europeos de todos los tiempos, Dimitris Diamantidis. «Octopus» cuelga las botas a final de temporada y rendirá su última visita a Málaga. En sus tiempos de gloria se hizo célebre una frase que le decía su entrenador, Zeljko Obradovic, en los tiempos muertos: «Tira tú, penetra tú, ¡resuelve tú!»... Toda una declaración de intenciones.