Mes de octubre de 1994, octava jornada de la temporada más importante de Unicaja. Es martes y nos visita el CAI Zaragoza. Nuestro equipo no puede contar con Sergei «Zar de Zares» Babkov. El conjunto maño sale a la pista con un quinteto formado por Andre Turner (el mago de Memphis), Alberto Angulo, Andy Toolson (tío del añorado Ryan «Muñequita» Toolson), Fran Murcia (sin desposar aún con la mediática Lara Dibildos y con sus orejas en su ubicación de nacimiento) y uno de los protagonistas de la historia de hoy, Ken Bannister. Trotamundos, con experiencia NBA y tras jugar en Baskonia, Bannister era el referente interior zaragozano. Pívot de 2,06 y más de 105 kilos, tenía fama de jugador duro e incluso violento, de ahí su seudónimo de «Animal».

Mientras tanto, en el banquillo, junto al técnico Alfred Julbe, se encuentran varios jugadores ilustres como Pepe y Fernando Arcega, Lucio Angulo, Fernando Romay (en su última temporada en activo) e Iñaki Zubizarreta.

El CAI domina el partido cómodamente al finalizar la primera parte. Turner controlaba el ritmo y el acierto exterior desde 6,25 de Toolson y Alberto Angulo hacían más fácil el dominio interior de Bannister, quien cargaba de faltas a nuestros pívot. Era necesario cambiar el desarrollo del partido e impedir nuestra primera derrota en casa. Imbroda arengó al equipo en el vestuario y apuesta por subir la intensidad defensiva, lo cual convierte a Curro Ávalos en nuestro segundo protagonista.

Ávalos, aguerrido defensor, asume la misión de convertirse en la sombra de Andre Turner. El CAI ve peligrar su ventaja porque Ansley empieza a anotar sus tiros con facilidad. La grada empuja a su equipo. Hay confianza en la remontada.

Y en este momento, llega la jugada más impactante del partido. Tras canasta del Unicaja, Turner recibe el saque de fondo y avanza a pista de ataque con la marca asfixiante del número 4 del equipo malagueño. Ávalos está concentrado al 100 % en su tarea, mientras Turner sube la bola con una rapidez endiablada hacia el bloqueo que ha preparado Bannister en pleno círculo central del campo. Curro no se percata de que allí está el «Animal» bien pertrechado y sufre un impacto de tal calibre que le hace salir rebotado hasta la mesa de anotadores. Su grito silenció el pabellón y las asistencias médicas tuvieron que llevarlo a vestuarios, donde pudieron comprobar que el bloqueo del amigo Ken le había provocado una fisura de dos costillas.

A partir de ese momento, las cosas fueron más fáciles para los visitantes y lograron la victoria por 89-104. Nadie recuerda la primera derrota como locales de la temporada del subcampeonato. Pero Curro Ávalos no la puede olvidar, pues aún hoy, cuando tose, se acuerda de la acción más animal que jamás vimos en Ciudad Jardín.

@OrientaGaona