Partido importante para el Unicaja. Ante un equipo «grande», como el Laboral Kutxa, en una pista muy complicada, y en pleno proceso de recuperación de sensaciones, abortada de forma abrupta por el Estrella Roja en la segunda parte del partido de Top 16 del viernes. Parecía que el Unicaja emprendía ya otra dinámica, tras ganar a Cedevita y CAI, pero volvió a desconectar con los serbios y eso acarrea dudas. Cuando la herida comenzaba a cerrarse, los balcánicos la reabrieron, ante un Unicaja muy débil en el plano psicológico, mal movido en el banquillo y con demasiadas lagunas como para competir ante un rival de pedigrí.

Para el encuentro, eso sí, Joan Plaza recupera a Kenny Hayes -no pudo ser inscrito en Euroliga- y también tendrá en el banquillo al joven Viny Okouo. Se espera que Hayes pueda aportar frescura e ideas nuevas en ataque, donde el equipo se colapsa con pasmosa facilidad, se le «pelan» los cables y se ofusca, tratando cada uno de hacer la guerra por su cuenta. Y el problema es que esa impotencia luego se refleja en defensa, donde los cajistas bajan los brazos. Y claro, pasa lo que pasa. Y eso que Nemanja Nedovic firmó ante el Estrella Roja este viernes sus mejores minutos desde que viste de verde. Se echó al equipo a la espalda, anotó, penetró, lo hizo casi todo bien, pero las rotaciones y la falta de ayuda condenaron su crecimiento.

Para hoy, todos son incógnitas. Este Unicaja ha demostrado ser muy poco fiable. No es garantía de nada. Y no parece que el Baskonia, lanzado en busca del Top 8, y en la cabeza de la ACB, sea el mejor rival posible para terminar de enderezar el rumbo. Los vitorianos, eso sí, han perdido sus dos últimos partidos. Cayeron en Sevilla en Liga Endesa y el jueves no pudieron hacer frente al CSKA en Moscú. Los de Velimir Perasovic regresaron de Moscú, vía Amsterdam, a Bilbao, el viernes por la tarde, mientras el Unicaja jugaba ante el Estrella Roja. Quizá pueda aprovechar el Unicaja que los vascos tienen la cabeza en Euroliga, donde tienen en su mano lograr la machada del Top 8. También sabe el Unicaja que no hay nada que perder. Ellos son hoy muy favoritos. Se lo han ganado. Y, sin esa presión, como ocurrió ante el Barça, puede resurgir el mejor Unicaja. Ojalá...