Es un día duro hoy para el seguidor del Unicaja, para el aficionado de verdad, para el que tiene el «Abono Único», para el que silba los viernes el «I feel devotion» y ha vivido los últimos 15 años un sueño hecho realidad llamado Euroliga. 302 partidos, 147 victorias, 22.703 puntos, 10 entrenadores, 135 jugadores... Son los datos, fríos hoy más que nunca. Porque hoy es ese día que tantos nos temíamos que podría llegar. El del final de un ciclo, de una época, de un sueño vivido, llorado, recuperado, perdido. Hoy es el día del adiós, de la despedida. Supongo que al Martín Carpena iremos los de siempre que hay partido de Euroliga. Quizá mejor así. Las caras conocidas del asiento de al lado. El compañero de sufrimientos. También de alegrías.

Hoy no es el día ni del entrenador ni de los jugadores. Todos son pasajeros. Vienen y van. Los que hoy visten de verde rendirán visita al Carpena el próximo curso con otra camiseta. Los que dirigen nuestros designios se sentarán en otro banquillo en un futuro. Es la ley del deporte. Lo más normal del mundo. Hoy es el día del que se sienta en la grada. Y, también, del que ha dejado y ha permitido ver tanto plástico durante muchos años, tantas ausencias: vosotros os lo habéis perdido. Nosotros hemos tenido el privilegio de ver a los mejores jugadores del mundo. De todos ellos, yo me quedo con Arvydas Sabonis y su Zalgiris. Caviar. Pero hay tantos, tantos, tan maravillosos que han desfilado por el parqué del Palacio de los Deportes...

Los sentimientos se entremezclan hoy. Las despedidas, todas, son duras. La de hoy, tras 15 años consecutivos en la elite más exclusiva del baloncesto mundial al margen de la NBA, va a serlo todavía más. Es una noche de contrastes, de tristeza. Por todo lo que se nos va. Y porque el Unicaja ha salido de ese grupo de 11 elegidos que tienen Licencia A y que seguirán viendo el mejor baloncesto y ganando muchísimo dinero. El club no ha podido o no ha sabido librar esa pelea. Así que lo que toca es luchar por volver, año a año, por méritos deportivos. Sin duda, un reto estimulante que obliga a que todo el mundo esté con los cinco sentidos.

Para firmar la despedida hoy visita el Unicaja un club con aroma de Final Four como el Fenerbahce, con el mejor entrenador de la historia del baloncesto europeo: Zeljko Obradovic. Paradójicamente, el Unicaja que tendrá delante será el de menos talento que se recuerde. Es el adiós. El día que nadie quería. Que sólo sea un hasta luego...