Desde el mismo momento en que se conoció la noticia de la pérdida de la Licencia A y la posterior remodelación de la Euroliga, en la que no tenía cabida el Unicaja, hace ya de eso unos cuantos meses, se ha hablado, escrito y comentado mucho al respecto.

Muchas noticias han ido saliendo, casi ninguna positiva ni halagüeña para los intereses del conjunto malagueño, y numerosos interrogantes con el futuro europeo de los verdes, tras tantos años consecutivos compitiendo en la élite europea.

El paso del tiempo ha ido despejando alguna de esas incógnitas y tras la reunión de los clubes de la ACB del pasado lunes y el ok dado a la Euroliga, parece mucho más claro el camino a tomar para intentar volver lo antes posible a la máxima competición continental. El futuro inmediato está en la Eurocup, descartada ya totalmente la aventura de la Champions League de baloncesto que pondrá en marcha la FIBA.

A lo largo de todos estos meses, a pesar de que el panorama que se presentaba no invitaba al optimismo, el hecho de estar inmersos en la propia competición, enmascaraba en cierta medida la realidad. Durante todo este período de tiempo se han puesto sobre la mesa todos los argumentos por los que el Unicaja merecía seguir perteneciendo a ese grupo selecto de equipos que disputan la competición mas potente del viejo continente.

Hace apenas un par de semanas se cumplían 300 partidos del conjunto malagueño en este torneo, buen momento para comprobar que los datos, la trayectoria del equipo en el mismo, el club, su afición y la ciudad que representa, han hecho merecer a este conjunto el cartel, y con todas las letras en mayúsculas, de equipo de E-U-R-O-L-I-G-A.

Ayer al filo de las 22.30 horas se echó el telón a esta temporada, a toda una época, y quién sabe hasta cuando, ante un rival del potencial del Fenerbahce, magnífico adversario para terminar esta andadura con lo mejorcito del baloncesto europeo. Difícil encontrar un epílogo a esta aventura de más caché que un semifinalista de la pasada Euroliga y aspirante serio al trono en esta misma temporada.

Desde aquel estreno en Croacia, hace ya más de veinte años de ello, frente al Zrinjevac de Zagreb, en el que tuve la suerte de estar y participar, hemos tenido la fortuna de ver pasar por Ciudad Jardín y, sobre todo por el Martín Carpena, a equipos de la talla del CSKA, Olympiacos, Panathinaikos, Maccabi…, o visitar canchas tan emblemáticas como el OAKA (Panathinaikos), La Mano de Elías (Maccabi), el pabellón de La Paz y La Amistad de El Pireo (Olympiacos) o el Palaverde de Treviso (Benetton), por poner solo algunos ejemplos.

Por no hablar de los enormes jugadores que hemos tenido el privilegio de poder ver en acción, al igual que los entrenadores que han pasado por aquí, los mas prestigiosos de toda Europa, y para muestra un botón, tan sólo había que mirar ayer al banquillo visitante, todo un lujo ver de nuevo en Málaga a Zeljko Obradovic.

Espero y deseo que este adiós tan sólo sea un hasta pronto y que en un corto espacio de tiempo podamos volver a disfrutar del caviar baloncestístico que nos ofrece la máxima competición del baloncesto continental. Quizás no haya sido el mejor cierre, aunque tan poco debemos olvidar que en este mismo curso, en la primera fase, estuvimos peleando hasta el final con el mismísimo CSKA de Moscú por el liderato del grupo, con partidos tan notables como la victoria en la capital rusa o la de unas semanas antes en Tel Aviv, frente al Maccabi.

Una gran cantidad de partidos, vivencias, viajes y sensaciones al máximo nivel durante un período prolongado ampliamente en el tiempo. Suelen decir que uno aprecia y valora las cosas en su justa medida cuando ya no las tiene. Eso pasa a partir de ahora, hoy es el día 1 en el que hay que trabajar para volver lo antes posible. Y eso comienza por centrar todas las fuerzas en la Liga Endesa, el primer paso, el domingo frente al Estudiantes, asegurar el play off por el título y hacerlo en la mejor posición es lo que seguro tienen entre ceja y ceja todos los componentes del Unicaja desde ya.

Anoche sobrevolaron por el Carpena y en cada uno de los aficionados cajistas un cúmulo de sensaciones contrapuestas. Por un lado alegría y orgullo, porque este fin de ciclo ha servido para recordar y comprobar todo lo que hemos podido vivir en esta maravillosa competición y ponerlo en valor; por otro lado, rabia y duda, ya que a todos se nos queda en el aire la pregunta de si se podía haber hecho algo más para no haber llegado a esta situación, igual no. También mucha pena, porque finaliza un ciclo muy bonito, y que seguramente añoraremos. Y por último, ilusión. Y es que ayer nos fuimos del Palacio con la esperanza de afrontar esta nueva etapa que se abre con la mayor energía y actitud posible para volver con más fuerza y por derecho propio tan pronto sea posible.

*Daniel Romero es exjugador del Unicaja