Unicaja afronta las últimas siete jornadas de la Liga Endesa con todos los deberes por hacer. Son siete partidos donde el equipo verde se juega esta temporada y posiblemente la próxima. Estar entre los 4 primeros de la Liga, es decir meterse en play off y superar una ronda, es muy distinto a quedarse fuera de los partidos decisivos. Es lo que puede ir de continuar con Joan Plaza en el banquillo o buscar una salida que no haga daño a nadie. La situación en los últimos días del banquillo de Los Guindos me recuerda a la situación política del país. Muchos mensajes contradictorios y no sabes quién quiere pactar y hacer gobierno y quién prefiere ir a las elecciones. Sólo hay una cosa clara, nadie quiere quedar como el malo de la película porque eso le penalizará en el futuro.

Visto desde fuera todo parece un poco extraño. En la situación actual del club parece difícil encontrar en el mercado un técnico mejor que Plaza. La grada que ahora tiene dudas quizás debería recordar donde estaba el equipo hace un par de años y donde está ahora. ¿Que fue muy dura la eliminación en la copa del rey de Málaga? Sí. ¿Qué no jugar este año la copa fue un fracaso? Sí. Pero estos dos años y medio las alegrías han sido muchísimas más que en los anteriores y el club vuelve a estar en primera línea europea. Y desde el punto de vista de Plaza, tiene un equipo sólido, con un patrocinador importante detrás que garantiza los pagos y con un proyecto de futuro para crecer. Su experiencia en Kaunas debería recordarle que hay aventuras que tienen mucho glamour pero también mucho riesgo fuera del parquet. El problema es que aunque la vida es muy corta estas siete jornadas serán muy largas.

El domingo llega el primero, y el más asequible, de los partidos que nos restan en el Carpena. El Morabanc Andorra se juega su última opción de engancharse a las lucha por el play off. Y con el equipo de Joan Peñarroya llega uno de los mejores pívot de la competición, Giorgi Shermandini. El georgiano que aunque no comenzó a jugar al baloncesto hasta los 16 años parecía predestinado a hacerlo. Si tu padre mide 2,06 metros y tu madre 1,90 tienes muchas papeletas para lograrlo. Era el más alto del colegio pero su tiempo transcurría entre ayudar a su padre y sus estudios hasta que su hermano Soro le introdujo en el mundo del baloncesto. Con 16 años comenzó a votar el balón, desde el primer año fue jugador del año y campeón en la liga de Georgia, y con 19 fichaba por el Panathinaikos. Su destino parecía escrito aunque al final su carrera no ha terminado de explotar como todos creían. En el Panathinaikos ganaría su primera Euroliga, curiosamente en el Olimpiacos lograría la segunda, y vivió la mejor anécdota de su carrera como le relataba a nuestro compañero Daniel Barranquero: «Tras un partido en Larissa, Fotsis fue en su coche a Salónica por la boda de un amigo. Yo viajaba con mis compañeros en el autobús de vuelta a Atenas y entonces, Kecman y Diamantidis me dijeron que enviara un SMS a Fotsis con algunos insultos en griego como broma Algo cortado, acepté hacerlo y, cuando le di a enviar, sonó el móvil de Obradovic. Al día siguiente, en el entrenamiento, Obradovic preguntó quien había mandado el mensaje, para que pidiera perdón. Y allí empecé yo, con una cara pálida mientras el resto se tiraban por el suelo de la risa...». Parar a Shermadini será clave para lograr una victoria que nos permita seguir afrontando con aire los seis siguientes partidos. Suerte€