El título de la película de José Luis Garci parece marcar un año más la actualidad del Unicaja. Garci rodó su película en 1981 con Antonio Ferrandis, el inolvidable Chanquete, y Encarna Paso como protagonistas principales. Su estreno en España estuvo rodeado de múltiples críticas y nadie entendió que fuera la película seleccionada por nuestro país para acudir a los Oscar de Hollywood. En 1982 conseguía el Oscar a la mejor película extranjera, siendo además la primera película de nuestro país en lograrlo. La temporada de Unicaja comenzó al revés, con muchos halagos y esperanzas, pero poco a poco comenzó a defraudar. Y cuando parecía que tendría una segunda oportunidad y podría lograr su Oscar, llegó la gran desilusión. Un triple de Shurna en el primer partido y un infalible Hamilton en el Carpena pusieron un triste final a la temporada verde. Y como dice la película ahora toca «Volver a empezar».

Con la gran incógnita sin resolver, la continuidad de Joan Plaza, no parece que el equipo de Los Guindos tenga ahora mismo más de cuatro jugadores para el próximo año. Cuatro son fijos: Nedovic, Carlos Suárez, Dani Díez y Alberto Díaz. Si se marcha Plaza podría continuar Markovic. El quinto podría ser Will Thomas, aunque la cantidad y calidad de sus ofertas hacen difícil su continuidad. Hay que recordar que la próxima temporada Unicaja no jugará la Euroliga. Los refuerzos, al menos los primeros, parece que llegaran rápido. Adam Waczynski sería el primero y las últimas horas parecen dictar que Dejan Musli sería el segundo. Dos grandes jugadores pero con algunos problemas. Musli ha sido el líder en valoración de la última Liga Endesa pero el serbio casi siempre ha defraudado. Estaba llamado a ser uno de los mejores jugadores del mundo, pero solo este último año en Manresa se ha acercado al nivel que se le presupone. Su nivel en un equipo grande como el Unicaja es una incógnita. Con 25 años todavía busca su lugar en el mundo. El polaco era el máximo anotador de la Liga Endesa con el Obradoiro pero se lesionó en abril y sólo volvió a jugar en la última jornada. Algunos dudan de la perfecta recuperación de la rotura de los tendones de dos dedos de su mano izquierda.

Adam es hijo y nieto de buenos jugadores. Stephen Waczynski, su abuelo, era un habitual de los partidos de las estrellas y su padre, Witold, también jugó con éxito en la primera división polaca. Su destino parecía escrito y por si había alguna duda, su padre y su abuelo fundaron un club para que Adam y su hermano jugarán al baloncesto, el CERA Torun. Sus recuerdos de niño no podían ser de otra manera: «Jugué antes de empezar a caminar, mi padre era jugador profesional. Los primeros entrenamientos comenzaron con siete años. El baloncesto está en mi sangre desde que tengo memoria». En 2005 dio el salto a la primera división con el Sopot y recuerda perfectamente su debut: «Jugaron conmigo Radojevic, Bacik, Mark Miller y Pietkiewicz. Mi primera canasta la anote después de un pase de Radojevic. Llevaba el número 9 y el nombre Ciric en la espalda».

En el instituto conoció a la que hoy es su mujer Natalia Niewrzawe, una buena jugadora de baloncesto que dejó el deporte de la canasta para acompañar a Adam. Tienen dos hijos, Julia de cinco años y el pequeño Alex, de dos. Unos niños que teniendo en cuenta la historia de su padre y de su madre -Natalia es hija de una atleta y un jugador de balonmano que ahora ejerce de entrenador, y su hermano también jugó al balonmano en la máxima categoría- serán deportistas de alto nivel. Sería buen síntoma si empiezan a practicar estos deportes en Málaga porque significaría que la relación entre el Uncaja y Waczynski se prolonga en el tiempo. Suerte...