Dicen que es cosa de la globalización, que los puntos de decisión de las cosas se alejan de su lugar de origen y es probable que así sea en muchos ámbitos, pero en el deporte esta historia no es nueva. Hace muchos años que capitales extranjeros entraron en el deporte alejando el poder accionarial de la masa social y más aún que los equipos de baloncesto españoles dependen de decisiones tomadas al otro lado del Atlántico. Los móviles, las videoconferencias, Skype y otras muchas herramientas han hecho todo esto más fácil y los clubes ya pueden cerrar sus oficinas por la noche. Atrás quedan aquellas noches interminables en los despachos de los equipos pendientes del teléfono fijo para confirmar con una llamada si el americano de turno fichaba o no. Parece ciencia ficción pero esto pasaba hace poco tiempo.

Unicaja trabaja para cerrar su equipo cuanto antes, pero ahora mismo todo depende de la doble B: Barcelona y Baltimore. El desenlace de la Liga Endesa puede dejar un hueco en el banquillo del Barcelona que ocupe Joan Plaza y en su Baltimore natal descansa Will Thomas, el hombre que tiene la llave del juego interior del equipo de Los Guindos. La presencia o ausencia de ambos condiciona sobremanera la confección del equipo e impide cerrar algunas operaciones.

Will Thomas llegó a Málaga diciendo que «No soy un hombre de muchas palabras» y lo ha cumplido hasta el final. Criado en el West Baltimore que ha mostrado al mundo la serie «The Wire», Thomas ha tenido una rivalidad legendaria con Rudy Gay que se traslada de las calles de Baltimore a las canchas de la NCAA. Thomas era el líder del instituto Mount Saint Joseph y Rudy Gay de Archbishop Spalding. Sus encuentros en las canchas se hicieron celebres a través de las páginas del periódico local, el Baltimore Sun. Los dos crecieron y llegó la hora de ir a la universidad y mientras Rudy Gay era reclutado por la prestigiosa universidad de Connecticut, al buzón de Thomas solo llegaron las ofertas de George Mason, Charleston, Fordham y St. Bonaventure. Eligió la primera y en ese momento pasó a formar parte de una de las mayores gestas del deporte en Estados Unidos.

El 30 de octubre de 2005 el entrenador de George Mason, Jim Larrañaga, llevó al entrenamiento a su amigo y psicólogo Bob Rotella. El doctor pidió al equipo que visualizara lo que iba a ser la temporada y uno de los capitanes, Lamar Butler, dijo: «jugaremos la Final Four». Todos los allí presentes sintieron que era posible y con esa idea comenzó la temporada. La temporada fue bien pero no consiguieron su clasificación para las fases finales. Una invitación les colocó en el cuadro final como número 11 de 16 equipos. El numero 1 era la Connecticut de Rudy Gay y excajista Marcus Williams. En primera ronda eliminaron a Michigan State, después a la temible North Carolina y a Wichita State para presentarse en la final regional. Y ese día Will Thomas volvió a ganar a Rudy Gay y clasificó a George Mason para la Final Four. Al descanso perdían de 11 puntos pero siguieron luchando hasta llegar a la prórroga. Una primera canasta del jugador del Unicaja en la prórroga puso a su equipo por delante y así se llegó al final. Los analistas americanos dicen que la gesta de George Mason es una de las más grandes del deporte americano y todavía hoy, diez años después, al iniciar la locura universitaria de marzo muchos se preguntan ¿Quien será el George Mason de este año? En Málaga sólo nos preguntamos ¿Cuándo nos responderá Will Thomas? Suerte€