El Unicaja no tiene prisa para terminar de construir la plantilla de la próxima temporada 2016/17. El trabajo más duro ya está hecho. El club tiene, a 8 de julio, la friolera de 10 jugadores en nómina. Un dato que habla de lo bien que se ha movido el club este verano: los bases Alberto Díaz y Kyle Fogg; los escoltas Nemanja Nedovic y Jamar Smith; el alero Dani Díez; los ala-pívots Jeff Brooks y Carlos Suárez; y los pívots Dejan Musli, Trevor Mbakwe y Viny Okouo. Sólo faltan dos piezas. Y la primera está firmada desde hace meses. Se trata del polaco Adam Waczynski, pero el Obradoiro le ha inscrito en el tanteo y ahora el Unicaja debe presentar una oferta cualificada por él en la ACB. Será en breve.

Queda por fichar únicamente un base. Un director de juego que «mueva» esta maquinaria. Y en ello está el club, aunque no tiene prisas. El club mantiene bajo el microscopio a varios jugadores, y quiere tomarse un tiempo antes de dar el paso decisivo de presentar una oferta por él. Las prisas, ahora mismo, son para otros.

El listado de bases de un perfil importante para llevar las riendas de juego del Unicaja es corto. El club se ha puesto en contacto con Bo McCalebb, como ayer informó este periódico, para estudiar su disposición y su caché, después de estar a punto de fichar en diciembre, tras la lesión de Markovic. McCalebb tiene ya una propuesta del Hapoel de Jerusalén, con lo que su contratación no va a ser sencilla, en el caso de que el club dé el paso definitivo para ficharle. Se estudian informes médicos y de comportamiento.

Este periódico también supo ayer que hay otro base americano con el que se ha contactado: Ricky Hickman. El jugador acaba de finalizar su contrato con el Fenerbahce y está libre tras dos años en Estambul, adonde llegó procedente del Maccabi Tel Aviv. Hickman, con pasaporte georgiano, sufrió la rotura del tendón de Aquiles en marzo de 2015 y pudo jugar ya la segunda parte de la temporada. A sus 30 años y, recuperado ya de su lesión, busca equipo. Hickman está libre.

Son dos opciones que se estudian. Este diario habló ayer con diversos agentes que controlan el mercado al milímetro. Se pusieron varios nombres sobre la mesa, jugadores más o menos idóneos que encajan en el perfil que está buscando el club, y bajo su límite presupuestario.

Hay uno que calza como un guante a lo que necesita el Unicaja: Oliver Lafayette. Es un viejo anhelo del Unicaja, pero tiene un año más de contrato y un sueldo muy elevado. Ése es su gran impedimento, porque además de su alta ficha hay que pagar su cláusula de salida de Milán. El propio Unicaja negoció un canje en el mes de diciembre con el club italiano, para enviar a Nedovic a Milan y traer a Lafayette, un base más puro, más director de juego, con experiencia en la ACB y que ya trabajó con Joan Plaza. Pero el Milán, a última hora, se desentendió. Por cierto, el Emporio Armani de Jasmin Repesa hizo ayer oficial el fichaje de un excajista, Zoran Dragic.

Hay después un par de bases de gran nivel, aunque son ambos menos directores de juego. Se trata del americano AJ Slaughter (28 años y 1.91 metros), ex del Panathianikos, que este curso ha jugado en el Banvit. Obtuvo el pasado verano la nacionalidad polaca. También recién «europeizado» (bosnio) está Alex Renfroe, que ha jugado en el Bayern Munich. Renfroe, además, conoce la ACB, ya que pasó por Valladolid y Baskonia. En un panorama más ACB, el belga Jonathan Tabu ha rendido a gran nivel en el Fuenlabrada. No hay que olvidar que el Unicaja ha puesto en tanteo a Stefan Markovic, por lo que tiene sus derechos ACB. Y que el club no se olvida de Jayson Granger. El uruguayo quiere salir del Efes. El Barcelona se ha interesado por él. El Unicaja no descarta tratar de igualar esa posible oferta en el tanteo y quedarse con él, dentro de unos parámetros económicos. Y de reojo se mira al base Kevin Pangos, en la Liga de Verano de Las Vegas.