Por segundo verano consecutivo, las plantilla de los equipos de la Liga ACB han sufrido una profunda reestructuración en la que las bajas ilustres superan con creces el caché de los recién llegados. La NBA, con dinero «fresco» de su nuevo contrato televisivo, y otras ligas europeas -más pujantes económicamente- han entrado con fuerza en el mercado español llevándose a varios de los mejores jugadores de la pasada Liga.

Lo cierto es que no hace mucho tiempo, jugar en España era un sueño para casi cualquier jugador profesional. Atraídos por la seriedad de los clubes, por una evidiable calidad de vida, por aficiones fieles a sus colores y por la propia competición (reconocida como la mejor del mundo, al margen de la NBA), raro era el jugador que decía que no a un contrato en cualquier equipo del baloncesto español.

Pero aquel «boom» de hace 10 y 20 años ha pasado ahora a mejor vida. Hasta Barcelona y Real Madrid han tenido que sucumbir este verano a los intereses de una NBA con la que es imposible competir para cualquiera. Del resto hacia abajo, peor todavía. Baskonia, Valencia, Herbalife y Unicaja, por poner otros ejemplos, también han visto estos últimos meses cómo alguno de sus jugadores de la plantilla del pasado curso daba el salto al otro lado del Atlántico.

Bajas irremplazables

La lista de bajas ilustres para la inminente Liga 2016/2017 es desalentadora. Nombres tan señalados en la última temporada como Ioannis Boroussis, Darius Adams, Davis Bertans y Fabien Causseur (Baskonia), Mindaugas Kuzminskas y Stefan Markovic (Unicaja), Tomas Satoransky y Álex Abrines (FC Barcelona), Sergio Rodríguez y Willy Hernangómez (Real Madrid), Ondrej Balvin (Baloncesto Sevilla) o Justin Hamilton (Valencia Basket) han hecho las maletas en busca de destinos mejores en los que continuar sus respectivas trayectorias profesionales.

El problema es que la pléyade de bajas sonadas de este verano es algo que empieza a ser repetitivo. Baste sólo recordar que hace ahora 12 meses abandonaron también la Liga Endesa jugadores como Walter Tavares, Marko Todorovic, Jayson Granger, Mario Hezonja, Colton Iverson, Ryan Toolson, Tibor Pleiss, Salah Mejri, Raulzinho Neto o Kristaps Porzingis, por poner solo algunos ejemplos. Y hace dos años, otros como: Zoran Dragic, Kostas Papanikolau, Domantas Sabonis, Marcelinho Huertas...

Fichajes con pedigrí

Y eso que no se puede negar que la pretemporada está también cargada de nuevas caras de mucho pedigrí, que al menos mitigarán tanto ilustre adiós. El Barcelona, con un nuevo proyecto al mando de Georgios Bartzokas en el banquillo culé, ha apostado por jugadores de primer nivel como Víctor Claver (Lokomotiv Kuban), Tyrece Rice y Petteri Koponen (Khimki). El Real Madrid, por su parte, ha vestido de blanco a una de las sensaciones de la pasada Euroliga: Anthony Randolph (Lokomotiv Kuban). Aunque el fichaje estelar de este verano es el del italiano Andrea Bargnani (Brooklyn Nets) por el Baskonia.

Otros jugadores importantes que se estrenarán en la ACB a partir del próximo mes de octubre son Trevor Mbakwe y Kyle Fogg (Unicaja), Shane Larkin (Baskonia), Bo McCalebb (Herbalife Gran Canaria) o John Bryant (Valencia Basket), por poner algunos ejemplos.

También es de justicia admitir que en la ACB sigue habiendo mucho talento. Figuras atractivas para los espectadores como Rudy Fernández, Sergio Llull y Gustavo Ayón (Real Madrid), Justin Doellman y Ante Tomic (Barcelona) o Nemanja Nedovic (Unicaja) seguirán dando lustre a la competición. Aunque la pérdida de estrellas de primer nivel, de talento y de caché es igual de innegable y un problema que los clubes y la ACB deben de tratar de solucionar para que no se repita en los próximos veranos.