La pretemporada alcanza su ecuador y el Unicaja sigue buscándose. Da más señales negativas que positivas. Es muy pronto aún y hay que confiar sí o sí en este proyecto. Pero si el domingo había sido el Baskonia el que le había dado un «baño» al equipo malagueño, anoche fue el Gran Canaria el que repitió ese papel. El Unicaja estuvo mal. De principio a fin. Con escasas ideas y poco a lo que agarrarse para el optimismo. La pareja Smith-Musli, por destacar algo, mantuvo el nivel en ciertos momentos. Pero lo cierto es que los cajistas, sin Nedovic (lesionado), Waczynski (con su selección) y Mbakwe (cortado), no dieron el nivel que se espera de ellos. Es más, estuvieron lejos, muy lejos de él.

¿Hay que preocuparse? Pues yo creo que no. Pero no está demás comenzar a ser más exigentes. Los resultados son lo de menos, pero las sensaciones en Archidona fueron realmente pésimas, con jugadores muy perdidos y sin capacidad de reacción ante la propuesta rival.

Y eso que la salida a pista del Unicaja fue frenética, con un inspiradísimo Jamar Smith. Uno, dos y tres triples consecutivos anotó el «Pistolero», con un Unicaja muy serio atrás, bien dirigido por Lafayette, con Díez dispuesto a ayudar en el rebote y Musli corriendo como un pequeño. Con 14-8, Plaza inició su carrusel de cambios. La segunda unidad malagueña se mostró netamente inferior a la grancanaria. Fogg perdió dos balones, el equipo no encontró el sitio y encajó un parcial de 1-12 que hizo que el Herbalife se fuera por delante al final del primer cuarto: 18-20.

Cuando Fogg perdió su tercer balón, el cuadro de Luis Casimiro olió sangre y marcó su primera diferencia (18-24), con unos inspirados O´Neale por fuera y Planinic por dentro. Plaza devolvió a Musli a la pista y su mera presencia se hizo capital. Sin el «cortado» Mbakwe, el serbio se encargó de «dirigir» desde el poste bajo. Fogg y Suárez por fin encontraron el aro y el partido se empató: 24-24 (min.14). Pero esa fue la última señal de vida inteligente que envió el Unicaja. El «Granca» mandaba, con las ideas más claras, mucho poder reboteador y muy fino en el tiro. Smith entró y volvió a sentarse, y Hendrix culminó un dos contra dos para poner la máxima en contra del Unicaja: 26-34.

Los tres últimos minutos se convirtieron en un verdadero correcalles, lógico de pretemporada, con errores y desacierto. Y Hendrix supo pescar ahí: 29-38. Brooks rompió su sequía con un triple y acto seguido cometió la tercera falta. Lo peor fue el susto de Lafayette, con un golpe durísimo en la lucha por un balón dividido y fortuito que le tuvo unos minutos totalmente paralizado. Se tuvo que ir al vestuario al descanso (32-39) con la ayuda del fisio, Mario Bárbara, incapaz de caminar solo, doliéndose del torso.

La cuarta de Brooks llegó, tras otra canasta suya, y con menos de un minuto de reanudación. Lafayette apareció el último, con el partido ya empezado, haciendo ejercicios con Diego Vázquez, el preparador físico. Aunque el verdadero problema del Unicaja estaba en la pista. El Herbalife le estaba pasando por encima, sin aparentes problemas. Plaza hasta tuvo que parar el partido, porque los insulares estaban desmelenados: 36-51 (min.24). El parcial subió hasta un sorprendente 2-15 y 36-54 en el electrónico. Sonrojante. Así que la vuelta de Lafayette fue lo único bueno que había ocurrido hasta entonces, a 3:14 del final del tercer parcial (40-54).

El base regresó con un triple, pero Kuric respondió con un tres más uno, y después anotó otro más, así que la reacción se desmembró (46-63).

Plaza contragolpeó con un equipo lleno de pequeños y tres bases: Lafayette, Alberto y Fogg. Pero no había manera. Lafayette hizo la guerra por su cuenta con tiros que no venían a cuento y Fogg, directamente, desapareció del mapa. El Gran Canaria, que había jugado la noche anterior ante el Estudiantes y llegaba, en teoría, cansado, llegó a los 20 de diferencia: 46-66 (min.29). Y la cosa siguió empeorando: 51-76.

Al Granca se le vio con más piernas, con más tesón, con más ganas y, especialmente, con muchísimo más acierto. Hasta el «niño» Paulí se animó, con un robo a Díez, un mate, hasta un triple y un canastón a la contra: 51-81. Los 30 abajo eran ya demasiado. Un baño en toda regla.

Una diferencia para nada esperada. Mucho menos deseada por un Unicaja con escasos argumentos que, a pesar de sus tres bajas, estaba obligado a dar otra cara, a dar guerra. Pero la realidad fue otra. Y 30 abajo a cinco del final: 55-85. Como todo, siempre, puede empeorar, Dani Díez cayó mal tras un salto y se retiró lesionado. Una noche de perros... 69-93.

Unicaja: Lafayette (4), Smith (14), Díez (9), Brooks (5) y Musli (12).

Reservas: Alberto Díaz (4), Fogg (10), Ibáñez (0),Rosa (1), Suárez (5), Juanjo García (4) y Viny Okou (1).

Herbalife: McCalebb (7), Salin (14), Paulí (9), Báez (6) y Richard Hendrix (8).

Reservas: Oliver (0), O´Neale (7), Rabaseda (8), Kuric (15), Pasecnicks (9), Planinic (10), y Pablo Aguilar (-).