A Joan Plaza y a este proyecto 2016/17 del Unicaja no se le va a juzgar, a final de temporada, por lo mucho o lo poco que nos divierta, por lo rápido que juegue el equipo, por los triples que anote, por el baloncesto que invente en su laboratorio: sin grandes, sólo con tiradores o con lo que surja de la pizarra del entrenador cajista.

Al equipo se le analizará por los partidos que gane. O por los que pierda. Y se le pedirán cuentas si no cumple con los objetivos, en las tres competiciones. Pero lo que parece claro es que este Unicaja nos lo va a hacer pasar pipa. Nos los vamos a pasar en grande con este plan, con una idea concebida este verano, con muchos más pequeños que grandes, con ganas de jugar a la carrera, con jugadores fabricados para eso. Luego, las victorias y las derrotas, pondrán al Unicaja en su sitio. Y no hay que olvidar que afrontamos un año realmente clave, con el acceso a la Euroliga en juego y la obligación de volver a la Copa y llegar al play off con opciones verdaderas y reales de competir.

El partido fue una gozada para la vista. El que viera el encuentro sin colores, sin bufanda y sin la pasión de un sentimiento, desde luego que disfrutó muchísimo. Del principio al final. Porque, desde la salida, Real Madrid y Unicaja jugaron a meter más puntos, a anotar de dos el Madrid (72% al descanso) y de tres el Unicaja (50%) -al descanso-

Canastas de dos de unos y «bombas» de otros, en los dos lados de la pista. Puntos en la zona para los blancos y desde el perímetro para los verdes. Una oda al baloncesto ofensivo que, lógicamente, benefició al que tiene mejor plantilla, más recursos y más arsenal. Y ése no es otro que el Real Madrid.

Enfrentarte al Madrid para tratar de ganarle a «su» juego suena a utopía. Ganarle al Madrid tratando de anotar más de 100 puntos es, simple y llanamente, temerario. Fue un partido brutal para el espectador, pero sufrido para Joan Plaza, que en el vestuario ajustó cuentas a los suyos. El 57-50 del intermedio, como bien dijo el técnico al descanso a los micrófonos de Movistar, iba a llevar al Unicaja «a perder por 20».

Así que los verdes asumieron su necesidad. Era defender o morir. Y, con Alberto Díaz en pista, un Suárez pletórico y lo que Musli pudo dar pese a su fiebre, el Unicaja puso al Madrid en un problema gordísimo. Nedovic se unió a la fiesta y con los triples de Dani Díez, también a un gran nivel, el Unicaja se metió en el partido: 67-65.

El Unicaja hizo de su carencia una virtud. No había tíos grandes así que Brooks jugó de «cinco» y luego el propio Carlos Suárez. Con Díez al «cuatro». ¿Problemas? Ninguno, porque el Unicaja defendió como un bloque, Lafayette hasta reboteó y Brooks puso el 71-73 del final del tercer cuarto. Ese Madrid desmelenado y que metía miedo, que intercambiaba canastas y que te ganaba por agotamiento, se fue al banquillo con un parcial en contra en ese tercer acto de 14-23. Música para los oídos malagueños que, eso sí, vio cómo a Brooks le pitaban la cuarta por una técnica muy extraña en un saque de fondo.

Restaba un segundo y eso mediatizó a Plaza para el último cuarto. Aunque, no obstante, Alberto saludó al inicio con un triple y Musli hizo soñar con la hombrada en la pista del Madrid, en el debut de la ACB: 73-78. Pero aquí se marcó un punto de inflexión. Tres triples seguidos de Doncic, Carroll y Taylor dieron vida al campeón de Liga. Plaza paró ahora el partido con los blancos por delante otra vez, 82-78. Aunque nadie en el Unicaja quiso rendirse, y Suárez, el mejor del Unicaja anoche, puso el 84-82. Pero ahora sí que el Unicaja se quedó sin vida, sin oxígeno. La quinta falta de Brooks obligó a Plaza a colocar a Suárez de «5» y Dani Díez de «4».

Se olvidó el técnico de Alberto, que tan buenos minutos había firmado, e insistió en Jamar Smith. Pero no era la noche del americano. Sus errores en ataque, sus lanzamientos una y otra vez al aro (2 de 8 en tiros de dos y 0 de 2 en triples), luego provocaron que se descuidara atrás en la defensa a Llull. El Madrid olió sangre y Felipe Reyes, especialista en estas lides, machacó al equipo verde por dentro: 90-82. El Unicaja se fue del partido. Con Musli sentado en el banquillo con cuatro faltas y la vuelta de un Kyle Fogg que estaba fuera del choque. Dos malas acciones en ataque hicieron que el Madrid anotar dos canastas fáciles: 94-82, a 2:27.

No aguantó los 40 minutos el Unicaja. La gasolina, con N´Diaye dando la vuelta al mundo, Musli con fiebre, Waczynski aterrizando, Smith muy desacertado y Fogg fuera de onda, le dio para ir ganando en Madrid 36 minutos. Si el equipo sigue con esta tónica, yo creo que nos vamos a divertir muchísimo este curso. Que falta nos hace. Y, además, que vamos a ganar muchos partidos.