Puesta en escena de la Liga ACB esta temporada, aunque no para todos los equipos porque al ser un número impar, el MoraBanc Andorra se quedó sin jugar, algo que repetirá nuestro Unicaja en el arranque de la Eurocup. Todo esto no deja de ser malas noticias, porque hablan de improvisación y de mala gestión por parte de los responsables de organizar ambas competiciones.

Del debut del equipo malagueño no creo que sea cuestión de emitir un juicio que no admita apelación. Ciertamente, creo que la gran mayoría firmábamos que el Unicaja llegara compitiendo durante casi treinta y cinco minutos contra el Real Madrid, mucho más si atendemos esa situación de llegar un poco «cogido con alfileres» del conjunto de Joan Plaza. Además, el pasado año, tras el primer partido oficial que vimos (el de la Supercopa frente al mismo rival que el viernes pasado), ya hubo quien se vio jugando play off de conferencia NBA...

Una parte de la pretemporada y el primer partido oficial obligan casi a todo el mundo a hablar de «small ball» este tipo de juego que dice dejar fuera de la cancha a los jugadores interiores y generar espacios a base de jugar cara al aro, en situaciones lejanas y que en un arranque magnífico en cuanto a anotación para la Liga fue llevada al extremo radicalizando la interpretación de la norma.

Ya avisó en su día Joan Plaza sobre el uso de este tipo de juego para justificar la ubicación de Carlos Suárez en la posición de ala-pívot, y de reafirmarse con el juego digno de enamoramiento de Golden State Warriors (aunque a mí no me importaría contar con gente como Draymond Green o Harrison Barnes para apoyar el rebote), ahora todo el mundo se acordará de la época de Don Nelson con Tim Hardaway, Sarunas Marciulonis o Chris Mullin e incluso alguno más veterano y más friki recordará al Real Madrid de George Karl que inició un partido en el Palau Blau Grana con Quique Villalobos como «cuatro» integrante del juego interior madridista.

Pero el tema creo que va algo más allá. Vale que entre la ausencia de Hamady N´Diaye, la merma física de Dejan Musli y la falta de madurez de Viny Okouo, la posición de «cinco» estuvo bien cubierta mientras pudo por el serbio. Pero era muy complicado estirarlo mucho, como se encargó el entrenador de ponerlo sobre el papel, ante la potencia que se le supone al juego exterior, y en esa costumbre del entrenador catalán de contar con muchos efectivos. Todo eso provoca que si hay el mínimo atisbo de versatilidad en tipos como Carlos Suárez, Dani Díez y Jeff Brooks se va a poner en práctica sí o sí.

Más allá de esa versatilidad en tantas piezas, que es magnífica siempre y cuando no se transforme en poca solidez, casi todos firmaríamos un 48% en tiros de 3. No sólo por anotar 12 de ellos, sino que sin anotar sólo se quedaron Jamar Smith y Kyle Fogg, que seguro que lo harán. Ver una estadística y comprobar que sólo los pívots Musli y Okouo (más el testimonial Juan José García) fueron los únicos que no lanzaron desde 6´75 da un par de ideas: la primera es que, con un mínimo de acierto, las defensas van a flotar muy poco a los chicos de verde y la segunda es que a poco que los pívots sean medianamente hábiles van a tener unos espacios abiertos que ríete tú de aquellos anuncios famosos de tabaco rubio. Lo que hay que esperar es que el juego de ataque no se parezca al balonmano.

La puesta en escena no ha sido mala, diría yo que mejor que la esperada, y aunque viendo los jugadores que había en cancha en algunos momentos parecía que Blancanieves encontraría la casa vacía al volver al bosque, la solución de jugar con pequeños no es para mí un fin en sí mismo, sino una pieza más en el engranaje. Sobre todo para proporcionar puntos de forma rápida y desde un rango lejano que además proporcione mayor facilidad para los hombres altos y la anotación cercana.

Por eso, como en todas las temporadas, habrá que esperar. No sé cuánto tiempo. Como mínimo habrá que dar un par de meses, ver cómo funciona el equipo con todas las piezas y cómo es la adaptación lógica de un plantel que no adelantó trabajo pese a cerrar muy pronto (aunque de forma fallida) los componentes. Así que, paciencia y vamos a ir disfrutando de todo lo que se pueda, porque habrá contrarios, viajes, lesiones y factores que harán cundir el nerviosismo. Y si no vieron ustedes el derbi canario, mejor no lo hagan, porque entre el arbitraje visto (horrendo) y un Fran Vázquez que ofreció la mejor cara que le recuerdo desde antes de volver a Málaga, a algunos le puede venir el desánimo, y hay muchos motivos para pasárnoslo bien. Vamos a disfrutar todo lo que se pueda.