Levanta los brazos, con las palmas al cielo, mirando al público, gesto inconfundible de felicidad sublime, exhibiéndose, mostrando de lo que es capaz. Es su momento y es su afición, la que está rendido a él, a Nemanja Nedovic. El serbio se sabe cabeza de ratón aquí en Málaga. Ha despreciado proyectos de Euroliga y ha aparcado la NBA, al menos hasta la próxima temporada. Quiere volver a ser feliz jugando al baloncesto. Quiere hacer feliz al Martín Carpena. Y ante el Herbalife Gran Canaria comenzó la temporada particular del escolta, el «Show de Nedo» de la temporada 2016/17. Un espectáculo para el que hay que comprar de esas palomitas enormes que venden en el Palacio y tener los ojos bien abiertos, no parpadear. Aten al niño a la silla si hace falta. Porque el balcánico, cuando está fino, es pura magia. Es de esos jugadores por los que vale la pena pagar una entrada. Porque es vistoso, es plástico en sus movimientos, es eficaz de cara al aro, finta como los ángeles, penetra de maravilla... Si pone continuidad a lo suyo, él solito puede marcar el destino de esta temporada. Puede generar alegría y expectación.

Puede pasar rondas en play off, dar triunfos. Marcar la línea entre el éxito y el fracaso. Es el «elegido», el hombre por el que pasa el destino cajista. Por eso, cuando Joan Plaza le regaló el aplauso de la grada quitándole de la pista a dos minutos del final, con 23 puntos, 6 asistencias y 29 de valoración, la grada se puso en pie para aplaudirle y gritarle «MVP, MVP». El partido ya estaba ganado: 87-74. Y el Unicaja dio un pasito más adelante, con su primera victoria del curso en Málaga (89-78), igualando el balance ACB (2-2) y ganando sin abusar del triple. Que esa, por cierto, es otra de las grandes noticias que deparó el partido.

No era, además, un rival cualquiera el que visitó anoche el Martín Carpena. El Herbalife Gran Canaria va a ser, junto a Valencia, y algún invitado más, el equipo que dispute la próxima Euroliga al Unicaja. Hay una plaza para la ACB, más allá de los tres clubes con Licencia A (Real Madrid, Barcelona y Baskonia), y sacarle ya dos triunfos a los insulares, con un +11 en el average (89-78) es sensacional, muy importante. Y hay que valorarlo desde el minuto 1. Ellos llegaban con 0-3, heridos, y tras pasar por encima del Cedevita en su estreno en Eurocup. Y con varios ex, que eso siempre sirve para dinamitar y motivar.

El «show de Nedo» tuvo invitados especiales en el partido de anoche, dos para ser más precisos. Uno, el invitado estrella, fue Dani Díez, del que se espera mucho, muchísimo. Porque es su segundo año en el proyecto verde, porque ya no tiene a Kuzminskas delante, no es el «niño» que llegó y porque Waczynski, su competidor en el puesto, anda más perdido que un polaco en la Costa del Sol. Así que todo lo que venga de él, de su evolución, va a ser bien recibido. Ayer fue agresivo ante el aro rival, algo que se le ha echado en cara. Dejó su zona de confort en la línea de tres, en las esquinas, y se atrevió a adentrarse en territorios desconocidos para él en el Unicaja. Cortó por debajo del aro, fue capaz de forzar dos más uno y dio mucho brío al equipo. Especialmente entre el segundo y el tercer cuarto.

Éste es, sin duda, el Dani que queremos. Y también al Oliver Lafayette del tramo final. Ahora hay que exigirle que se una a la fiesta cuando la chica todavía no está en el bote, y hay que currarse la conquista, invitarle a alguna copita, darle a la lengua y tirar de repertorio. Lafayette, eso sí, apareció. Que ya es noticia. Y tuvo buenos minutos en la recta final del tercer cuarto y en el último. Es importante porque sobre sus hombros quiere edificar Plaza en estos primeros meses.

El partido dejó muchos detalles. Buenos y menos buenos. A mí me encantaron los brazos y la movilidad de N´Diaye. Al senegalés no vamos a pedirle que dé conferencias sobre física cuántica (que a lo mejor entiende del tema), si no que se «pegue» debajo de los aros y, lo más importante, que intimide. Anoche, además de los «gorros» que puso, punteó y desvió media docena de lanzamientos, próximos y lejanos del aro. Tiene esa garra que tanto se le echa en falta a su talentoso compañero de «pintura», Dejan Musli. Claro que si el serbio lo tuviera todo no estaría en Málaga... El partido fue brillante tras el descanso, después de una primera parte con poca pimienta y el susto de «Nedo», que se fue al banco por un golpe en la tibia. No fue ni el tobillo ni la rodilla, así que regresó tras el intermedio y volvió loco al Herbalife de Luis Casimiro. Los insulares se vinieron abajo cuando vieron al Unicaja venir a galope, tras robar y rebotear y poder correr. El Carpena disfrutó, se lo pasó bien. Y eso es lo importante. Hubo jolgorio y eso que al Unicaja aún le queda muchísimo trabajo por delante.