El mejor jugador del Unicaja, Carlos Suárez, dio ayer el susto en el encuentro ante el RETAbet Bilbao. En el último cuarto del partido, el ala-pívot se hizo daño en el tobillo y tuvo que ser atendido por el fisioterapetua, Mario Bárbara. El madrileño se fue al vestuario, ayudado por Alberto Díaz. Saltaron las luces de alarma, porque Suárez es, a día de hoy, el alma del Unicaja. Aunque, poco después, la cosa cambió. Suárez volvió al banquillo, con buena cara, aunque cojeando. El ala-pívot sufre un esguince de tobillo leve y, en principio, no debería tener problemas para jugar el próximo partido, ya que ahora hay un parón de diez días. Descansará, eso sí, para el amistoso ante el Granada.