Este Unicaja es un melón sin calar. Un equipo que es capaz de someter a rivales directos como el Retabet Bilbao Basket o Zenit de San Petersburgo, con bajas importantísimas; y que es capaz también de, hace una semana, rozar el esperpento. Pero una cosa sí es segura, pese a su irregularidad demostrada en este arranque liguero, este equipo ha demostrado tener garra y compromiso cuando vienen mal dadas. Ayer, con las importantes bajas de Nedovic, N´Diaye y casi la de Musli -jugó pero lo hizo tocado-, el Unicaja pasó por encima del Bilbao Basket (85-64) y dio un paso importantísimo hacia la Copa del Rey. Con un Carlos Suárez en estado de gracia, que también dio el susto con un esguince de tobillo.

Y no sólo por la victoria contra un competidor por estar en Vitoria en febrero, sino también por la importante renta que consiguió el equipo verde en el basket average (+21).

El Unicaja salió al partido con las ideas claras y sabiendo dónde tenía que volcar su juego para hacerle daño al Bilbao. Así, con un juego interior cogido con finísimos alfileres, el acierto desde el perímetro se antojaba fundamental. Dicho y hecho, certeros Lafayette, Jamar Smith y Waczynski, dieron la primera gran ventaja (18-10) con un 4/4 desde la línea de tres impresionante.

Musli, muy mermado físicamente por un virus estomacal que le dejó k.o. en el duelo intersemanal contra el Zenit, parecía una sombra de sí mismo. Chapeau por el serbio, que intentó jugar y fajarse con un Buva que le superó en ataque y le sometió en defensa. Plaza racionó sus minutos en pista, pero con N´Diaye también fuera, Okouo, Brooks y Suárez repartieron esfuerzos en la pintura.

El Bilbao mejoró con el paso de los minutos y superó al Unicaja poco después de comenzar el segundo acto. Fue entonces cuando comenzó el duelo Suárez-Mumbrú, para el deleite de los que aman este deporte. En un amplio intervalo del segundo cuarto parecía que no había nadie más sobre el parqué del Palacio que estos dos viejos rockeros. Ambos levitaron sobre la pista y su «cara a cara» hizo que Mumbrú se subiera a las barbas verdes, con 14 puntos; contrarrestado después con un Suárez pletórico, con 12. Al descanso, con 43-42, las espadas seguían en todo lo alto.

Pero el bonito duelo entre madrileño y catalán quedó ahí. Tras el descanso, el Unicaja consiguió maniatar el potencial ofensivo de Mumbrú y del resto del equipo con una asfixiante defensa y una presión muy alta en las líneas de pase del rival. Suárez, en cambio, seguía a lo suyo y con sus rebotes, recuperaciones y puntos levantaba a un Carpena entregado con un jugador con el que se identifica al máximo.

Y es que el momento del «Chimpa» es impresionante. La marea verde le rindió una ovación puesta en pie de las que hace tiempo que no se ven. Suárez es el jugador más en forma de este equipo, está en el mejor momento de su carrera y su capacidad de sacrificio, lectura del juego y potencial ofensivo permitieron ayer que hasta Plaza sacara pecho en rueda de prensa. «Suárez juega bien en el puesto que juega, ¿no?», deslizó el catalán.

En todo caso, todo el Carpena enmudeció cuando en una acción fortuita, Suárez se torció el tobillo y tuvo que salir del partido rumbo a vestuarios. Las alarmas se encendían pero pocos minutos después el de Aranjuez volvía al banquillo dispuesto a jugar los últimos minutos del choque.

No hizo falta porque el Unicaja, a esas alturas de último cuarto, ya había sentenciado el duelo con un rendimiento coral de todo su róster, con mención especial para Kyle Fogg y Viny Okouo. El base americano fue de menos a más durante el partido y acabó en modo estrella con 17 puntos y 5 asistencias para 27 de valoración. Por su parte, el pívot está aprovechando la ausencia de las torres titulares. Cada minuto que juega en la elite sirve para empaparse y mejorar. Y ayer, incluso, acabó gustándose ante «bichos» como Buva y Eric.

En definitiva, un resultado que permite a los de Plaza marcharse al parón de una semana sin ACB ni Eurocup con mejores sensaciones y en plena disposición de descansar, cargar pilas y vaciar su concurrida enfermería.