«Fue un acontecimiento histórico para Málaga». Es la frase que se repite entre los protagonistas de aquel encuentro que era inédito, que rebasaba la rivalidad deportiva. De aquel partido de baloncesto entre el Caja de Ronda y el Mayoral Maristas (Ecoahorros Maristas aquella temporada) que marcó una época. Era la primera vez que se encontraban, los dos en Primera Nacional B. Y aquello zarandeó a una ciudad que ya comenzaba a abrazarse al baloncesto.

El Caja de Ronda había descendido un año antes y buscaba como fuese regresar a la elite. El Ecoahorro Maristas comenzaba a hacer historia, había ascendido y soñaba con ir escalando. Así que en aquel 29 de noviembre de 1986, hace hoy justo 30 años, no cabía un alma en el pabellón del Colegio Hermanos Maristas.

La coqueta instalación estaba abarrotada, no cabía nadie. Gradas sin un asiento vacío y sillas alrededor de la pista. Maristas había ampliado ocasionalmente para la ocasión la pista, que contaba para aquella tarde de sábado con 2.600 plazas. Era el encuentro de dos estilos, de dos corrientes distintas, de dos formas de entender el básket.

Maristas acababa de llegar a Primera B y, como explica Pedro Ramírez, su segundo entrenador, aquello era un sueño. «Recuerdo perfectamente aquel partido porque había una ilusión tremenda en la ciudad. Había una gran rivalidad y queríamos ganar, aunque éramos conscientes de su potencial», explica Ramírez, el ayudante de Javier Imbroda en Maristas.

Y es que el Caja de Ronda había construido un equipo para subir sí o sí, en su segunda campaña en Primera B. José María Martín Urbano cambió el banquillo por la dirección deportiva y había fichado a John Deveraux, Mark McNamara -campeón de la NBA con los Sixers-, Rafa Vecina, Javier García (Estudiantes), Jordi Grau, Antonio Márquez o Rafa Pozo. «Fue un gran acontecimiento para la ciudad, porque existía una gran rivalidad. Nosotros habíamos bajado el año anterior y apareció un nuevo club que, con un estilo diferente al nuestro, quería ocupar nuestro lugar, así que se respiraba la rivalidad y teníamos muchas ganas de demostrar quién era el mejor equipo de Málaga», rememora Martín Urbano.

Cuando llegó esa décima jornada de la Primera Nacional B, Caja de Ronda era el líder y Maristas era penúltimo. Los colegiales tenían un equipo muy apañado, con Mike Smith y el pívot David Cooke como americanos, con Salva Gallar, Paco Alonso, Jesús Peña, Paco Aurioles o Juanma Rodríguez. El objetivo era salvarse y seguir construyendo para el futuro.

Se cumplieron las previsiones y Caja de Ronda ganó con claridad por 87-99, para regocijo del club cajista. «Fue uno de los días más felices de mi carrera deportiva», declara Martín Urbano de su equipo, adiestrado por Arturo Ortega con José Romero como ayudante. Los que vieron aquel encuentro recuerdan la exhibición de McNamara, que anotó la friolera de 43 puntos. Deveraux ayudó con 21 y Rafa Vecina firmó 15. En Maristas, Cooke fue el máximo anotador, con 25 puntos, junto a Mike Smith (18) y Paco Alonso, con 20.

Al final de temporada, los dos equipos cumplieron con sus objetivos. Caja de Ronda fue segundo del Grupo Par y finalizó campeón del Grupo B-1, ascendiendo a la máxima categoría junto a Bancobao Villalba. Y Ecoahorro Maristas, en el Grupo-2 por la permanencia, finalizó quinto de 12 equipos, por lo que mantuvo la categoría. Es una fecha histórica. Luego vendrían otros enfrentamientos. Ya en la mismísima ACB.